#DeleteFacebook es el hashtag con el cual desde hace semanas unos cuantos intentan boicotear Facebook e instan a otros usuarios a borrar sus perfiles y no utilizar más la red (información que nunca se eliminará realmente). Algunos porque creen que así le generarán un daño a la red social y otros porque sienten que fueron traicionados en su confianza.
Información es poder, Mark Zuckerberg lo sabe mejor que nadie y no tiene ninguna necesidad de tener más del que ya tiene, sabiendo que cualquier gobierno del planeta quisiera poseer toda la información que Facebook, Instagram y WhatsApp tienen. Eso sin contar aún el dinero que poseen tanto sus empresas, que son muchas más todavía, como él personalmente. Quizá por esa misma razón, cuando respondía las preguntas ante los senadores, algunas respuestas contenían cierto grado de soberbia, incluso sabiendo que miles de personas estarían expectantes de su presencia en el Congreso.
El escándalo de Cambridge Analytica dejó al descubierto algo que ya se sabe que sucede desde hace años, que es la recolección de información en grandes cantidades (big data) de los usuarios por parte de las redes sociales. El fondo de la cuestión es cómo se recoge, que no debemos olvidar que de una u otra manera es entregada gustosa por sus usuarios. Ese es el precio que deben pagar por el lema con el que la red nos recibe al ingresar: "Facebook es gratis y siempre lo será". Por supuesto que gratis literalmente no es y eso es lo que cuesta utilizarla: regalar información constantemente. Incluso sin publicar nada, con solo ingresar.
Desde que Facebook se creó conjuntamente se desarrolló un software de comunicación entre sistemas externos que se conoce generalmente como "API" (y así se hace generalmente con todos los sistemas, no solamente con redes sociales). Las API permiten que programadores de diferentes sistemas o plataformas intercambien información en un mismo idioma informático. Un ejemplo de esto es que una foto tomada en Instagram pueda publicarse al mismo tiempo en Facebook. De igual manera, una API permite que una aplicación como la de Cambridge Analytica extraiga los datos que los usuarios le entregan a Facebook, para luego ser utilizados en lo que ellos quieran o bien venderla. Con este escándalo una de las primeras acciones que Facebook ejecutó fue bloquear parte de su API sin avisarle a nadie. Miles de aplicaciones conectadas a Facebook comenzaron a funcionar mal o incluso dejar de funcionar.
No obstante, es aquí cuando decimos que jamás hubo una filtración de datos ni robo, por lo menos hacia los usuarios. La información que se obtuvo fue recolectada por una aplicación que los usuarios en algún momento entregaron en Facebook, que si bien tenía debía protegerla, no era información que se les robó a los usuarios. En todo caso se le robó a Facebook por parte de quien desarrolló la aplicación. Y en su momento, cuando la red detectó la situación, no hizo más que solicitarle a Cambridge Analytica que borrara la información, cosa que obviamente nunca sucedió. Hace unos años, un especialista en seguridad informática de nuestro país, Nicolás Ogawa, también advirtió una falla de seguridad similar a Facebook y la empresa, lejos de corregirla, respondió que no lo haría alegando que era una funcionalidad más.
La información recolectada permite generar patrones y modelos de comportamiento, gustos, y hasta sentimientos de las personas que con buenos analistas de big data podrán luego generar contenido que penetre fácilmente en los usuarios. De esta manera, no es que solamente entran en juego las famosas falsas noticias que circulan en la red y generan problemas a los verdaderos medios de comunicación con Facebook, sino que también es la razón por la cual se acusa a la red de que se pueda manipular la intención o el voto de un país en una elección. Por supuesto que no se puede subestimar a todos los usuarios de la red social que van a tomar decisiones en su vida con base en lo que leen, pero sí es posible que en algunos individuos influya más que en otros.
Los gobiernos del planeta, incluso el argentino, lo saben y por ello tiene contratadas empresas de Social Media Listening que lo que hacen justamente es capturar información de los usuarios en las redes sociales para comprender a los usuarios con el contenido que publican y así en el feedback de la comunicación llegar a ellos de una manera que resulte interesante y atractiva. Y quizá sí poder cambiar la forma de pensar. Por supuesto que también hay empresas, organizaciones y medios que contratan estos servicios que existen gracias a las API.
Pero, ¿si Zuckerberg decidiera desaparecer Facebook, qué sucedería? Hasta ahora casi nadie se preguntó esto, porque muchos creen que no existe la necesidad. Facebook superó a su creador y sus accionistas. La cantidad y calidad de información entregada gratuitamente por sus usuarios es una masa de datos sin límites que podemos ver cuando decidimos descargar una copia de nuestra información, donde obtendremos listado de contactos, llamadas, mensajes de texto, entrantes y salientes, fotos, videos, transmisiones en vivo, solicitudes de amistad rechazadas, quién y cuándo. Todos los mensajes y las conversaciones, incluso amigos bloqueados. Las veces que nos fuimos y volvimos de Facebook con lujo de detalles. Direcciones IP desde nos conectamos, incluso algunas con latitudes y longitudes del planeta. Quién es la persona a la que confiamos nuestro perfil de red social cuando no tengamos más vida y más.
No olvidemos que esto es solo de Facebook, dado que Zuckerberg adquirió decenas de empresas en los últimos años, incluyendo Instagram y WhatsApp. Él posee la información correspondiente a la vida digital de gran parte de la población mundial, dado que estas tres aplicaciones están dentro de las diez más utilizadas. Lo insólito de las declaraciones ante el Congreso fue confesar que también se investiga a quienes no utilizan Facebook, lo cual resulta muy grave. Así y todo, ni siquiera el gobierno de Estados Unidos permitiría que se deje de seguir recolectando esa valiosa información, por lo cual tampoco podría obligar a Zuckerberg a cerrar Facebook.
En el hipotético caso de que Facebook desapareciera, no sería una pérdida más como cuando desaparecieron el ICQ o MSN del uso masivo, entre otros, sino que volvería a cambiar el paradigma de utilización de internet. Hay personas que llaman "redes sociales" solamente a Facebook; otras, que montaron sus foros o sus tiendas en esta red social; personas que se sienten protagonistas y alimentan su ego por estar todo el tiempo publicando sobre su vida y recibiendo comentarios o "me gusta". Y otras que lo utilizan para saber sobre la vida de los demás. Muchos para comunicarse con sus familias, guardar fotos como si fuese un elemento de copia de seguridad, y otros, como acceso a otras plataformas a través del Facebook Login.
El hito máximo de esta red social fue ir creando diferentes tipos de necesidades cotidianas para diferentes tipos de usuarios y así controlar a las masas haciéndolos dependientes y adictivos (basta pispear cualquier celular ajeno yendo de casa al trabajo o viceversa y seguramente estará utilizando WhatsApp, Facebook o Instagram). También es posible que si desapareciera la red, tal vez aumentaría la productividad en las empresas (hoy es la página donde más tiempo se permanece en los lugares de trabajo que no la tienen bloqueada). Las personas se llamarían más y volverían a verse personalmente.
Todos los días desde hace años surgen nuevas redes sociales con el fin de destronar a Facebook, esperando que algún día llegue su fin, pero no se preocupen, Facebook no va a cerrar y este es solo el comienzo de un nuevo capítulo en la lucha por la recolección masiva de datos y la privacidad de los usuarios que, por más que se les indique cómo cuidarse, seguirán regalando información todos los días de sus vidas y la de sus familiares o sus amigos.
El autor es especialista en seguridad informática, autor del libro "Paranoia digital". Director de las empresas Sueños Digitales Argentina, Universo Stream y Socialify.