El papa Francisco, la globalización y la cultura

Hay coincidencia entre los autores en afirmar que por globalización se entiende un fenómeno y proceso multidimensional, y también en si mismo neutro. La lógica indica que la globalización es una relación entre un portador de la autoridad o poder (individual o colectivo), un sujeto (los distintos segmentos del pueblo o comunidad) y un ámbito (económico, financiero, comercial, cultural o político, etc).

La globalización económica es sin lugar a dudas la que en la actualidad impacta más fuertemente. Los mercados, sean estos comerciales o de capitales financieros, que tienen como portadores del poder a los dueños o directores de las grandes empresas multinacionales y a los titulares de los centros financieros internacionales respectivamente, están concretando un nuevo mapa económico mundial. De riqueza para pocos y pobreza para las grandes mayorías.

Otra globalización es la cultural o religiosa. En este último campo la Iglesia católica predica la globalización de la "solidaridad y justicia internacional" (ver párrafo 406, pag. 95 del Documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe – 13/31 mayo, 2007 – Aparecida) y también un verdadero cambio cultural (Constitución Apostólica Veritas Gaudium).

La globalización de los mercados

Este proceso responde a la ideología euro-norteamericana del capitalismo neoliberal en términos históricos y de actualidad. Para explicarlo en pocas palabras: el crecimiento industrial de los países europeos y de los Estados Unidos que se inicia a fines del siglo XVIII generando lo que se denominó la Revolución industrial en el XIX y que atravesó diversas fases, fue adaptando su filosofía política "al cambio de los tiempos".

Como lo recuerdan el politólogo argentino Marcelo Gullo de la Universidad de Rosario en su obra "La insubordinación fundante" y el economista coreano Ha-Joon Chang en "Patada a la escalera" de la Universidad de Cambridge, los países desarrollados, una vez logrado un alto grado de desarrollo, derogaron las reglas de juego de política económica, tributaria y del comercio internacional que, de estar abajo les permitieron "subir la escalera" y llegar arriba (proteccionismo, políticas arancelarias, barreras aduaneras, etc); imponiendo para todos, incluyendo los países no desarrollados industrialmente, por sí y por medio de los organismos internacionales (FMI, Banco Mundial) que a fuerza de ser potencias manejaban y manejan, las modernas reglas del "libre mercado" (OMC), abortando de ese modo, el desarrollo industrial de los países periféricos que se vieron impedidos de proteger a su incipiente industria.

De donde, por ese camino los países débiles nunca podrán llegar a ser países desarrollados y los pueblos pobres nunca podrán alcanzar un buen vivir si no hay una integración continental y un desarrollo industrial.

La mundialización de la solidaridad y justicia internacional
Que dice el papa? El todo es superior a la parte nos enseña en Evangelii Gaudium Nro. 234. "Entre la globalización y la localización se produce una tensión. Hace falta prestar atención a lo global para no caer en una mezquindad cotidiana. Al mismo tiempo, no conviene perder de vista lo local, que nos hace caminar con los pies sobre la tierra. Las dos cosas unidas impiden caer en alguno de estos dos extremos: uno, que los ciudadanos vivan en un universalismo abstracto y globalizante, miméticos pasajeros del furgón de cola, admirando los fuegos artificiales del mundo, que es de otros, con la boca abierta y aplausos programados; otro, que se conviertan en un museo folklórico de ermitaños localistas, condenados a repetir siempre lo mismo, incapaces de dejarse interpelar por el diferente y de valorar la belleza que Dios derrama fuera de sus límites.

235. El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos. Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula sino que recibe siempre nuevos estímulos para su propio desarrollo. No es ni la esfera global que anula ni la parcialidad aislada que esteriliza.

236. El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad…".

La globalización y la Iglesia

"Existe un nexo entre cultura católica e integración. Las fuerzas reales que operan en el mundo se reagrupan y delimitan en los Estados y en sentido analógico, en las Iglesias. Este razonamiento se aplica también en la perspectiva integracionista: potencia del poder y entonces potencias de la Misión de la Iglesia de influir sobre el poder del mundo" (Methol Ferré, citado por Sebastián Torres y Miguel Angel Barrios, en El Estado Continental Industrial en la concepción de Methol Ferré).

Haciendo abstracción de las circunstancias particulares que atraviesan las diversas naciones de nuestro continente es preciso recordar que para el papa Francisco también es necesaria una acción cultural que sirva de base a la integración económica latinoamericana.

En otros términos, la cara de Sudamérica representada en el poliedro, sólo podrá entablar un diálogo solidario y digno con el resto del mundo si afirma su identidad continental. Y para ello la Constitución Apostólica Veritas Gaudium de reciente publicación encara una verdadera renovación integral de la enseñanza católica. Dirigida a todos los responsables de los estudios eclesiásticos de los institutos y facultades del mundo -de los cuales 22 facultades y 56 institutos hay en Latinoamérica -esta centrada en el "cambio de época" que vive el mundo, su crisis antropológica y socioambiental y las crisis sociales y financieras.

Promover una verdadera cultura del encuentro

Afirma el papa en este nuevo documento que es preciso "cambiar el modelo de desarrollo global, redefinir el progreso" y "promover una verdadera cultura del encuentro" que preste mayor atención a los pobres.

Paralelamente, Francisco considera que las instituciones en todo el mundo deben "crear redes" para cultivar y promover "los estudios eclesiásticos, y activar con decisión las oportunas sinergias también con las instituciones académicas de los distintos países".

No se limita a los estudios teológicos sino a "establecer centros especializados de investigación que promuevan el estudio de los problemas de alcance histórico que repercuten en la humanidad de hoy, y propongan pistas de resolución apropiadas y objetivas".