Las críticas de Macri a los súper chinos vuelven a reflejar su desprecio por los inmigrantes

Luciana Denardi

Guardar

Hace no más de 4 días, la cadena Carrefour solicitó al Ministerio de Trabajo un procedimiento preventivo de crisis, aduciendo que atraviesa el tercer año consecutivo de pérdidas. El comunicado de la empresa francesa informaba que los más afectados por la disminución del consumo son los hipermercados y aludía al cambio de hábitos de los consumidores: los hogares realizan sus compras en los mayoristas buscando precios más convenientes. Sumado a esto, el Ministro de Trabajo Jorge Triaca aclaró que los pequeños locales de la cadena no se veían afectados por la disminución del 1.7% de la facturación de la canasta de consumo masivo.

Sin embargo, consultado por el diario español ABC, el presidente Mauricio Macri, atribuyó esta crisis a los supermercadistas chinos: "Estamos trabajando contra la evasión de cadenas, ligadas a supermercados chinos, que son una competencia desleal y atentan contra el Estado", dijo. Diversas voces de la heterogénea "comunidad china" en Argentina pidieron la rectificación de los dichos, indicando que se trataba de un caso de mal asesoramiento por parte del mandatario y que ellos también sufren los efectos de la disminución de las ventas.

Al respecto es válido preguntarse: ¿son chinos quienes están al frente de los supermercados? ¿Se formaron verdaderas cadenas de supermercados chinos?
Los chinos se han dedicado a la actividad comercial desde tiempos inmemoriales y por lo tanto es la principal actividad económica que desarrollaron en Argentina. Los migrantes provenientes de Taiwán, que llegaron hace alrededor de 40 años, instalaron almacenes. Sin embargo, el boom de los supermercados chinos se dio a partir de la llegada de los chinos de Fujian, desde 2004 en adelante. Las claves de su éxito ya son conocidas: poco margen de ganancia por lo que deben vender grandes cantidades para lo que mantienen abierto el negocio muchas horas por día, todos los días de la semana. Ciertamente muchos son chinos, pero también muchos locales son llevados adelante por hijos de migrantes que nacieron en suelo argentino. Están agrupados en cámaras a través de las cuales logran buenos precios, pero buena parte de los comercios son manejados por grupos familiares que difícilmente puedan ser catalogados como cadenas.

Por otro lado, los comercios propiedad de migrantes chinos, no pueden ser mencionados como sinónimo de evasión. En mi constante transcurrir en los locales comerciales de migrantes chinos, las inspecciones son un tema recurrente de conversación. Incluso hay comerciantes chinos organizados para evitar intentos de coimas y abusos por parte de los organismos de contralor.

Finalmente, los dichos del presidente no sólo se fundan en un mal asesoramiento, sino que constituyen una nueva manera de utilizar a los migrantes como chivo expiatorio de las debilidades del programa económico llevado adelante en los últimos años. En la década de los 90 y del 2000, los migrantes de países limítrofes fueron el blanco de acusaciones que los responsabilizaba por los altos índices de desocupación, inseguridad y también, por el crecimiento del cólera. La creencia de que los migrantes usurpan los hospitales y las universidades argentinas se instaló por última vez en la agenda mediática hace pocos días. La comunidad china ha sido y es blanco de embates reiteradamente. Los dichos de presidente no hacen más que incrementar la estigmatización sobre un colectivo en el ya recaen fuertes prejuicios y representaciones negativas.

La autora es investigadora y docente (IDAES/UNSAM- CONICET)

Guardar