Juan Pablo II, el Papa que nos propuso la cordura y la paz

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La multitudinaria misa de Juan
La multitudinaria misa de Juan Pablo II en la 9 de Julio

Hace 31 años, aterrizaba en el aeropuerto de Ezeiza, por segunda vez, el Papa polaco. El primer breve viaje, de apenas 31 horas, en junio de 1982, había sido decidido personalmente por él en un tiempo récord, al regresar de su programada visita a Gran Bretaña. En el trayecto entre Londres y Roma, cuestionó la antigua idea de "guerra justa". Acá lo recibió Leopoldo Fortunato Galtieri, quien, junto a su canciller, desató la guerra de Malvinas, que costó tantas vidas y enlutó al país. Al llegar, Karol Wojtyla dijo que todo se perdía con la guerra y que nunca habrían debido abandonarse las tratativas de paz.

Pocos años antes, cuando los gobiernos militares de Chile y Argentina estaban por llevar a sus tropas al enfrentamiento de lo que hubiera sido algo atroz, la gran tarea pacificadora había estado a cargo del cardenal Antonio Samoré, experto diplomático vaticano, que respondía a Juan Pablo II.

La segunda visita papal, de la que ayer se celebró el aniversario, se inició el 6 de abril de 1987, cuando presidía el país el radical Raúl Alfonsín, y se extendió hasta el 12 de ese mes. Visitó las ciudades de Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta, Corrientes, Paraná y Rosario.

En este peregrinaje, el Papa comunicó numerosos mensajes y convocó a multitudes. Se reunió con diplomáticos, religiosos y políticos, sindicalistas, inmigrantes, representantes de los pueblos originarios, miembros de otras Iglesias y de otros credos, y personalidades del mundo cultural. Seguramente, el encuentro más emblemático fue con los miles y miles de jóvenes durante el Domingo de Ramos, en la Jornada Mundial de la Juventud propuesta en Roma por el cardenal Eduardo Pironio y coordinada en nuestro país por monseñor Jorge Casaretto. Fue una verdadera manifestación de fe y de esperanza.

Era el Papa que había sabido evitar una guerra entre Chile y la Argentina y que, luego de Malvinas, nos proponía transitar los caminos de la cordura y de la paz. Le debemos mucho. No habría que olvidarlo.

El autor es coordinador de actividad cultural, Universidad del CEMA.

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