La bicicleta financiera y tu economía familiar

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Desde el comienzo de la gestión, el Gobierno nacional incurrió en un grave error de diagnóstico, el hecho de haberse abrazado a la concepción monetarista de la inflación. La idea de que, quitando pesos de circulación y utilizando la tasa de interés como instrumento para esto, el proceso inflacionario se reduciría rápida y significativamente.

El fracaso de esta receta resulta evidente a la luz de los resultados. Luego de dos años de su puesta en marcha, nos encontramos con una inflación acumulada en torno al 80%, la actividad económica estancada, el consumo debilitado, la inversión contraída, una importante pérdida de puestos de trabajo en la industria, y una fuerte transferencia de recursos hacia sectores de ingresos altos.

El instrumento elegido para sacar de circulación los pesos supuestamente excedentes fue la emisión de Letras del Banco Central (Lebac), para lo cual necesitaron fijarse altas tasas de interés. Esta referencia por parte del Banco Central (BCRA) eleva al conjunto de tasas de interés de la economía. Si la tasa a la cual toman fondos los bancos resulta elevada, dada la referencia del BCRA, entonces las tasas de interés que se cobran por todo tipo de préstamos resultan más elevadas aún. Así, la estrategia antiinflacionaria del Banco Central no solo tiene un impacto distributivo regresivo directo, ya que en dos años se pagó solamente de intereses, en pesos, el equivalente a 21 mil millones de dólares, sino que también encarece la necesidad de financiamiento a consumidores y pymes, principales generadoras de empleo.

Durante los últimos dos años ocurrió una pérdida en el poder adquisitivo de los salarios, en promedio en torno al 7%, debido a los elevados registros inflacionarios y la intención de, paritarias mediante, evitar que los salarios aumenten al ritmo de los precios. Como consecuencia de esta situación, los hogares argentinos debieron recurrir al endeudamiento con el objetivo de sostener niveles de consumos básicos. No tuvieron más opción que hacerlo, aun enfrentando muy altas tasas de interés, tanto en el sector financiero formal como en el informal desregulado, donde se alcanzan niveles de usura vergonzosos.

Así es que, como consecuencia del armado de una bicicleta financiera al servicio de los sectores de altos ingresos, con el falso argumento de la reducción inflacionaria, el Banco Central incrementó la carga financiera sobre las necesidades básicas de consumo de la población. El crecimiento del endeudamiento familiar resulta alarmante.

En particular, previo a las elecciones legislativas del año pasado, como estrategia electoral, con un consumo en franca contracción, se decidió estimular el otorgamiento de créditos bajo diferentes modalidades, especialmente a través de la banca pública. Así es que las familias argentinas resultaron rehenes de esta política económica, sin otra opción que acceder a las condiciones impuestas, lo que comprometió de manera preocupante sus ingresos futuros. En el caso de las líneas crediticias en dólares, se observan incrementos significativos, por encima del 160% promedio mensual. De esta forma, la proporción de créditos en moneda extranjera al sector privado creció de manera exponencial, pasó de representar apenas el 4% a fines de 2015 a ubicarse por encima del 20% en la actualidad.

Los créditos hipotecarios crecieron fuertemente bajo la modalidad de indexación UVA, que vincula la evolución, tanto del capital como la cuota, al devenir de los precios, que como ya dijimos crecen por encima de los salarios. De esta forma, la cuota representa un porcentaje cada vez mayor de los ingresos y el capital se va alejando, se torna inalcanzable su amortización con el paso del tiempo. También se extienden los plazos, actualmente en más de 20 años, que además tienen un mecanismo de extensión, lo que prevé que el crecimiento de la cuota no comprometa los ingresos más allá de cierto límite, pero extiende los plazos. La brecha en el crecimiento de pesos y salarios incrementa significativamente el peso de la cuota en los ingresos familiares.

Es así como la bicicleta financiera armada por el BCRA condujo a una trampa de la cual no puede salir, y esto tiene impacto directo sobre la economía familiar. Las necesidades de consumo se tornan inalcanzables para las familias, financiar su capital de trabajo se vuelve imposible para las pymes, y así se resiente el empleo. El negocio de pocos condiciona el nivel de vida de muchos. Decisiones que a primera vista parecen ajenas a lo cotidiano tienen impacto directo en la vida. La estrategia antiinflacionaria del Gobierno nacional no solo fracasó en su objetivo, sino que deterioró fuertemente la calidad de vida de las mayorías.

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