Todos los 8M son importantes, pero este jueves en particular será distinto. Nos encontrará en las calles con la euforia de que desde la militancia feminista, con años de lucha y trabajo, hemos logrado insertar en el Congreso la oportunidad histórica de que el aborto sea legal, seguro y gratuito.
Las mujeres somos las primeras en sufrir las consecuencias del Estado que, en un contexto de ajuste y represión por parte del Gobierno de Cambiemos, nos está mostrando su peor cara: vaciamiento de políticas públicas, aumento de la desocupación femenina y de la brecha salarial, feminización de la pobreza. Estamos ante un Estado ausente y violento que agrava, por acción u omisión, las desigualdades estructurales que presenta el sistema patriarcal.
Este 8M significa otro Día Internacional de la Mujer donde volveremos a reclamar que no nos maten, que se implementen las leyes que supimos conseguir: el Programa Nacional de Educación Sexual Integral en las escuelas, aprobada en 2006; la ley de cupo laboral trans, travesti y transgénero en la provincia de Buenos Aires, aprobada en 2015. También seguiremos exigiendo que se implemente el patrocinio jurídico gratuito para las víctimas de violencia de género y que se trate la reparación para hijos, hijas y víctimas de femicidios.
Volveremos a decirle a este Gobierno que las principales víctimas del ajuste previsional y laboral, de los despidos en espacios públicos y privados somos las mujeres.
Pero este 8M también nos unirá el entusiasmo de haber podido avanzar, gracias a la creciente "marea" feminista, para que se reconozca la problemática que significan las muertes generadas por la práctica del aborto clandestino. El aborto legal, seguro y gratuito significa devolvernos a las mujeres el derecho a que no se culpabilice más a la mujer que decide abortar. El debate del aborto nos lo debemos como sociedad, y hoy es fundamental y urgente. Estamos hablando de un problema de salud pública: la mujer que no tiene ni los recursos económicos ni la información necesaria para abortar, pone en riesgo su salud y su vida, por eso la aprobación de esta ley significaría justicia social. Nosotros como legisladores no podemos hacer la vista gorda u oídos sordos ante semejante problemática.
Hoy podemos hablar de feminismo porque hay una nueva generación de mujeres empoderadas por muchas circunstancias, y una de ellas es haber tenido 8 años como presidente a una mujer, a Cristina.
También recordaremos que somos las mujeres militantes las que somos estigmatizadas y perseguidas políticamente, como le pasa a la primera presa política de Mauricio Macri, Milagro Sala. Como también sucede mediante el feroz disciplinamiento mediático y judicial que intenta atacar el liderazgo popular de Cristina Fernández de Kirchner.
Este jueves nos paramos porque queremos que dejen de matarnos, pero también porque queremos vivir una vida autónoma y digna dentro de un Estado de derecho que nos contenga a todos.
Pararemos y marcharemos nuevamente por más equidad y justicia social para las mujeres. Volveremos a llevar nuestra marea verde donde más nutrimos nuestros debates y militancias feministas, donde nació y creció el reclamo del aborto legal, seguro y gratuito: en la calle.
La autora es diputada nacional (Frente para la Victoria).