Sin dudas la interrupción legal del embarazo es un tema controversial. Existen distintas posiciones al respecto, que abarcan todas las escalas: de blancos a negros, pasando por muchos grises. Pero como siempre, en todos los temas que generan debate, la realidad nos pone los alertas y enfoca, llevándonos hacia donde debe dirigirse la discusión.
Durante mucho tiempo el foco de debate estuvo puesto en que la legalización del aborto, se trataba de un acto de defender o no la vida, con posiciones extremas y taxativas. Casi en paralelo, se debatió también si esta normativa promovería en forma masiva la utilización del sistema para las interrupciones de embarazos. Lo cierto es que desde siempre existió. Su no legalización no ha impedido su práctica. El hecho de que lo tengamos bajo la alfombra no implica que no exista, negarlo y ocultarlo no baja los índices de mortalidad de miles de mujeres, en su mayoría menores de 20 años.
Ninguna mujer podría manifestar que la interrupción de un embarazo es la noticia deseada. En muchos casos, quienes se ven ante esta disyuntiva pueden contar con apoyo afectivo, de familiares y amigos, con los recursos suficientes que le den la "libertad" de elegir, pero estos son los casos que luego no se conocerán, que quedarán minuciosamente guardados, solo en el pensamiento de quienes atestiguaron la situación. Seguramente encontrarán lugar seguro, profesionales que asistan y afectos que maquillen la situación. Esto permitirá "guardar el honor y la conciencia", y también engrosar los bolsillos de quienes aprovechan la clandestinidad y de ella hacen su negocio.
Pero la necesidad de legislar, de quitar el maquillaje, de sacar las caretas de la temática no tiene que ver con la situación antes mencionada, sino con las que luego forman parte de estadísticas terribles, de innumerables mujeres que murieron sin esos afectos ni esas libertades, sin la posibilidad de contención ni de elección, fuera del sistema.
La penalización del aborto no disminuye su práctica, solo aleja a quienes menos tienen de la posibilidad de procedimientos seguros, lo que provoca riesgos en sus vidas y su salud. "La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto inseguro como un procedimiento para terminar un embarazo, efectuado por personas que no cuentan con las habilidades necesarias o en condiciones carentes de los estándares médicos mínimos, o ambas (OMS2012)". Alrededor de la mitad de abortos que hay en el mundo son inseguros; ello produce que un alto volumen de la mortalidad de mujeres derive de esta situación. Se estima que, en Argentina, se realizan más de quinientos mil abortos por año.
Todas estas cifras indican que debemos actuar, que no podemos mirar hacia el costado, que la hipocresía no debe ser el patrón de acción, que la legalización incluye todas las posturas, amplia libertades y cuida el sistema sanitario. Si todos trabajamos para mejorar la educación sexual, la programación sexual y reproductiva, junto con la legalización de aborto, estaremos consolidando una tríada que va a traernos más beneficios como ciudadanos. De una vez por todas, hagamos lo que hay que hacer, exponer el problema y busquemos una solución integral.
Cada uno de nosotros tiene que estar comprometido en ocupar un papel protagónico en el tema. Como dijo alguna vez Favaloro: "Con el aborto legal no habrá más ni menos madres, habrá menos mujeres muertas". Al hablar con mujeres que han pasado por un aborto se entiende que es una situación traumática, que deja una marca muy profunda, que no solo es psicológica, también es social y cultural.
La foto de hoy es el aborto, pero la película es la salud. Ninguna respuesta es aislada, la legalización del aborto se suma en la construcción de una ciudadanía plena, en la cual todas podemos disponer de nuestro cuerpo con absoluta libertad, con responsabilidad constituida en una conciencia de género y sobre la base de que esta sea una opción posterior a la contención familiar, a la educación sexual y al acompañamiento del sistema de salud, como lo indica el lema de quienes hace años luchan en esta materia: "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir". Dentro de los objetivos de la lucha se manifiesta: "La defensa del derecho al aborto es una causa justa, en razón de su contenido democrático y de justicia social, que busca asegurar el goce de los derechos humanos a las mujeres, hoy privadas de ellos".
La autora es diputada nacional (Cambiemos).