Argentina carece de aviones, buques o regimientos con capacidad de defender

Por General de Brigada (R) José Luis Figueroa

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Punto de partida.

Nuestra República, la que amamos todos los argentinos, desde el lugar en que nos encontremos física, política o ideológicamente, carece, desde hace muchos años, de avión, buque de guerra o regimiento en capacidad de defender la tierra donde proyectamos nuestras vidas, nacen nuestros hijos y enterramos a nuestros padres.

Habiendo estabilizado la situación política general, se percibe a la actual administración decidida a tomar medidas que reviertan la situación heredada, caracterizada por la desarticulación de todas las áreas del estado.

En lo referido a nuestra situación en Defensa Nacional (DN), en países serios, solo sería consentida un día después de una derrota militar catastrófica y, en tiempo de paz, sólo acompañada de funcionarios juzgados y condenados por mal desempeño de sus funciones públicas.

El presidente Mauricio Macri, quien manifiesta la necesidad de cambio y convoca a recuperar el país, se presenta convencido en replantear la gestión de Defensa sin dilaciones, ni atajos de coyuntura. Las medidas que se tomen caracterizarán y juzgarán en el futuro su gestión, por ello se aprecia oportuno exponer reflexiones y proposiciones sobre la DN.

Cultural y políticamente, en nuestro país se identifica y concibe la Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas como un mismo concepto, por ello la dirigencia política introdujo el concepto de FF.AA instrumento militar de la DN, asumiendo la responsabilidad del gobierno y control de las FF.AA. Fracasaron.

Por motivos históricos de política interna, se ha llevado a identificar como núcleo de las dificultades y eje de las acciones a las FF.AA, cuando el verdadero problema a resolver es la Defensa Nacional. Las FF.AA son una respuesta a las necesidades de la Defensa Nacional, por ello es necesario precisar conceptos.

El primer concepto es la Defensa Nacional como un tema de Estado, a abordar, definir y concebir por las fuerzas mayoritarias, por medio de consensos y acuerdos medulares.

Este abordaje, definición y concepción de la defensa Nacional debe elaborar básicamente el escenarios internacional y nacional y su influencia para Argentina, sus proyectos e intereses.

Definido estos aspectos surgirán necesidades y requerimiento para los distintos actores del Estado, básicamente la confección de las leyes que contengan esa concepción y la gestión del poder ejecutivo para desarrollarla, la cual entre otros aspectos incluye la concepción del empleo de las FF.AA, su doctrina, diseño, despliegue y equipamiento.

Momentos de reflexión

Las medidas adoptadas durante la administración anterior han sido mayoritariamente perversas y aceleraron la destrucción de las Fuerzas hasta dejarlas en el estado actual. Luego de dos años de aletargamiento se comienzan a tomar medidas que trasuntan un deseo de cambio y superación.

Pero nuevamente el problema se focaliza en las FF.AA, sin definir la defensa nacional y sus exigencias. Esto es como si a un enfermo se le cambia el remedio sin conocer la enfermedad: se podrá gastar o ahorrar dinero, pero sin diagnóstico y terapia correcta el problema persiste o se agrava.

Las medidas que se adoptan

⦁ Actualización de leyes relacionadas a defensa como la ley de Personal Militar y la ley de reserva.

⦁ Venta de patrimonio del estado bajo responsabilidad de las FFAA.

⦁ Redespliegue y reorganización de las fuerzas e inclusive equipamiento.

Estas medidas pueden ser desarrolladas bajo dos perspectivas. Una, desde las necesidades de la defensa nacional, donde pueden ser necesarias e inclusive insuficientes. Otra, desde una visión meramente economicista. El primer caso conlleva una política de estado de DN, fruto de consensos y acuerdos de las mayorías. Todas las medidas pueden ser necesarias e inclusive insuficientes, pero deben surgir de una concepción de DN compartida por las Mayorías.

La modificación de la ley de personal militar será eficiente y consistente cuando sean el fruto de un replanteo integral de la situación de defensa, su antigüedad no es pretexto para modificarla intempestivamente, no se puede regular el capital humano sin definir la política que lo contenga (pareciese ser que la ley universitaria de 1918 es moderna con 100 años y la ley de personal militar con menos de 50 es vieja).

La vertiginosidad de los tiempos hace vetustos y prescindibles un sinnúmero de terrenos, instalaciones e infraestructura, a la vez que surgen necesidades de otros.

La comprensible y lógica venta de terrenos en desuso y productivos, se debería realizar una vez contemplada la disponibilidad de terrenos e instalaciones para el despliegue y el adiestramiento de las unidades militares que se organicen y asegurado los fondos que las fuerzas perciben por la explotación de los mismos.

Con respecto a la organización, el despliegue y el equipamiento de las fuerzas, durante las últimas décadas se han realizado costosos e inconducentes experimentos, muchos cambios son necesarios, pero deben surgir de estudios y planeamientos, a partir de definiciones estratégicas surgidas de acuerdos y consensos entre las fuerzas políticas.

Conclusión parcial

Antes de iniciar un viaje es imprescindible saber a donde, por donde y como ir y cuando el viaje es compartido es necesario acordar y consensuar reglas de juego, objetivos y caminos.

La encrucijada en que se encuentra la DN del país es de una gravedad que de ninguna manera puede ser resuelta como una gestión de gobierno más. Se debe conformar por consenso una real política de estado.

. El cambio pendiente.

La gestión de Defensa debe mantener su norte y modificar la indefensión del país y evitar esfuerzos en la gestión de aspectos aleatorios de la Defensa como los organismos previsionales, Universidad de la defensa, Obras sociales, etc., es difícil pensar al ministerio de educación administrando la obra social de los docentes.

. La política de modernización del estado es una guía a seguir. Despolitizar la gestión, es una forma de respaldar las intenciones del presidente y los deseos de los ciudadanos de reducir los gastos políticos.

. Se mantiene los efectos de la discriminación del gobierno anterior al no ascender personal con familiares que prestaron servicios en los años 70, "portación de apellido" y la injusticia de postergar ascensos de oficiales participantes de Semana Santa, mientras otros en iguales condiciones ascendieron a las máximas jerarquías.

. Propuestas

. Acuerdos y consensos en el nivel de la alta política.

Con la defensa nacional a la deriva, sin articulación con la diplomacia, la inteligencia y la seguridad, es una obligación de estado lograr acuerdos y consensos entre las mayorías, a través de la institucionalidad y estabilidad que debe dar el Congreso, para establecer una política de estado que oriente y encuadre la gestión de defensa del país.

Sin este sustento las medidas actuales y las que eventualmente se tomen correrán el riesgo de ser un parche y derrochar recursos y esfuerzos del estado, para mostrar algún tipo de gestión en defensa.

Desprenderse de verdades mentirosas

De la concepción de la defensa nacional podrá surgir la necesidad de un redimensionamiento, ajustes y optimización, pero la gestión de defensa requiere consensos, acuerdos y seriedad. Históricamente las palabras optimización, racionalización, rediseño, reorganización, etc., etc., etc. solo han sido eufemismos para mutilar, empequeñecer.

Afirmar que existe una desproporción en el presupuesto de defensa al asignar un 85% en gasto de personal y un 15 en funcionamiento y equipamiento, es minimizar el hecho de asignar a defensa la mitad del presupuesto señalado por los estándares internacionales.

Puede coincidirse o no que sobran generales y coroneles con respecto a los soldados incorporados, pero sin mencionar que las organizaciones están dotadas con el 20% de los efectivos de soldados, es decir una verdad a media, que soslaya una problemática profunda y compleja.

Resulta inexplicable que el Estado invierta en "Gasto Social" millones del presupuesto en planes de diversa índole, para personas que la sociedad no las puede incorporar a las fuerzas del trabajo digno, pero les niega a las FFAA y a miles de hombres y mujeres que voluntariamente desean incorporarse a las fuerzas y fortalecer el sistema de DN.

Ciudadanos que tendrían la oportunidad de servir al país en un ámbito saludable donde podrían encarar un proyecto de vida que los entusiasme o comenzar su independencia económica para valerse por sí mismo.

La conducción estratégica y la gestión de defensa

Los distintos estamentos del estado deben participar en la elaboración de los escenarios geopolíticos/estratégicos futuros, que permitan orientar la DN, el desarrollo de las FFAA y las políticas derivadas, entre otras la de personal y de reservas. La incentivación de la industria de defensa con equipamientos de uso dual y con perspectiva de proveer a los países de la región, siendo una fuente de inversiones, enriquecimiento del país y trabajo.

Acordada la política de DN y sus principales lineamientos, en la esfera de la alta política, recién allí el ministerio de defensa debe avanzar en la instrumentación de las medidas necesarias, orientando y conduciendo la DN.

Abordar la defensa con una visión integral y actualizar el plexo legal

Se debe revisar y de ser necesario actualizar y reemplazar las leyes de defensa, de seguridad e inteligencia integralmente, lo contrario señala cuanto menos mala praxis en la conducción de la defensa nacional, es más de lo mismo, es irse por las ramas y expone la incapacidad de generar un cambio a esta decadencia, es carecer de discernimiento para definir los problemas reales. La defensa nacional impone un tratamiento integral.

La ley de defensa muy importante, para el afianzamiento institucional del País, fue el producto del último consenso virtuoso sobre las FFAA, cual era encuadrar las mismas al sistema democrático, cumplida su finalidad se puede acordar que técnicamente es limitada.

Una vez actualizada la ley de defensa, recién se estará en condiciones de avanzar sobre el resto de las leyes derivadas y con incumbencia en la materia, como la ley de personal militar, reservas, etc.

El reequipamiento

Hasta acordar con seriedad la política de defensa, es irresponsable iniciar un reequipamiento profundo de las FFAA.

Luego de haber recorrido más de 100.000 Km entre complejos industriales de defensa, en Europa y Asia se puede afirmar que existe a nivel global un fuerte interés de gobiernos y empresas en participar en los negocios de un descontado reequipamiento militar argentino, durante los próximos años o décadas.

Ello exige, seriedad a nivel internacional, trabajos interministeriales, controles cruzados entre autoridades civiles y militares y aprobación del Senado.

Conclusión final

Con la inteligencia que caracteriza a los argentinos, pero con abnegación, trabajo en equipo y humildad, se debe elegir el camino correcto y avanzar para modificar esta situación.

Es necesario sentar bases sólidas para el desarrollo de la DN y la reconstitución de FFAA con capacidades para cumplir sus misiones, avanzar con medidas y decisiones sin sustento en una política acordada, seria atentar con esta intención y repetir errores que han contribuido a conformar la presente situación.

La dirigencia argentina, señalada internacionalmente por el abandono y desinterés en la Defensa de su Nación, tiene la oportunidad histórica de asumir sus responsabilidades y revertir este estado de cosas.

Al margen de las relaciones personales los centros de poder políticos, económicos y financieros no considerarán seriamente al país, hasta que este se respete a sí mismo. Las relaciones se centrarán en la dimensión de la coyuntura y efímero de acuerdos de ocasión.

Con la gestión del presidente Macri, muchos pensamos, que estamos a la puerta de un cambio en todas las áreas de responsabilidad del Estado, incluyendo la DN.

Es impostergable que nuestro Presidente, como jefe de estado, en la plenitud de su rol de comandante en jefe de las FF.AA convoque a las mayorías institucionales y especialistas reconocidos a elaborar y acordar sin atajos una política Nacional de Defensa, que sirva y oriente la gestión del actual y futuros gobiernos y Estados mayores.

Por último: excusas, causas y razones hay muchas, pero ninguna justifica la indefensión nacional y se recuerda, nuestra República, la que amamos todos los argentinos carece de avión de combate, buque de guerra o mínimamente de una Regimiento en capacidad de combatir, defender o controlar el aire, el agua y la tierra en que vivimos, desarrollamos, procreamos y morimos.

El autor escribe esta nota con el antecedente de haber expresado estos conceptos como Jefe de Operaciones del Estado Mayor Conjunto en 2014 y siendo responsable del seminario sobre "las FFAA y la relación entre el plexo legal vigente y la doctrina, el planeamiento, la organización, el adiestramiento y su empleo" realizado con la participación de los estados mayores ante las autoridades ministeriales.

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