Un enfoque para reducir la inflación

La Argentina se mantiene entre los pocos países en que los precios al consumidor suben a ritmo de dos dígitos por año

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Una vez más los registros de inflación superaron las expectativas. La evolución de los precios volvió a ubicarse en 2017 en niveles de la última década y romper con la inercia inflacionaria será el reto de este año, en un mundo donde la inflación ya no es un problema, a excepción de algunos casos como el de Venezuela.

Hasta acá se llegó con un esquema fiscal que necesita de una sobreoferta de divisas. Así, la política fiscal gradual, con sus necesidades de financiamiento obliga a la autoridad monetaria a enormes esfuerzos de absorción, en una economía con precios relativos todavía desacomodados.

La política de metas de inflación adoptada por el Banco Central de la República Argentina tiene a la tasa de interés como su única herramienta. El crédito apenas alcanza el 15% de la economía real en nuestro país. Es decir, el canal de transmisión del BCRA con la economía es muy pequeño. En otros países esto funciona porque el mercado de crédito es más profundo, pero en Argentina no basta sólo con la tasa de interés. Este camino ya transitado resultó ser débil para lograr reducir la inflación. Así, todos los meses se debe explicar por qué el índice de precios no se encuentra en el rango previsto.

Recientemente, las autoridades hicieron un anuncio de cambio de metas en forma conjunta, para intentar mostrar coordinación en el equipo económico y que la inflación es un objetivo conjunto. No obstante, para quebrar las expectativas inflacionarias hace falta más que eso.

Un enfoque posible es uno más integral que abarque a todas las áreas de política económica. La política monetaria, la política cambiaria, la política fiscal, la política salarial junto a la de servicios públicos y el financiamiento, todas las variables nominales administradas por el estado deben converger hacia una misma meta. Esto permitirá balizar el camino para el sector privado.

De esta forma, si se busca alcanzar una tasa de inflación del 15% anual, el gasto público, la recaudación, las políticas de ingresos y la emisión monetaria, deberán crecer al mismo ritmo.

Un enfoque posible es uno más integral que abarque a todas las áreas de política económica. La política monetaria, la política cambiaria, la política fiscal, la política salarial junto a la de servicios públicos y el financiamiento

Responsabilidades compartidas

Bajo este enfoque, es clave instaurar una "Ley de Metas de Inflación", donde todos los ministerios involucrados formen un Comité específico para su seguimiento y coordinación.

Así, el Banco Central, Hacienda, Trabajo, Energía, Transporte, Agroindustria y Finanzas, coordinados por Jefatura de Gabinete, serán los responsables conjuntos de la evolución de la inflación, con un objetivo común decidido entre todas las alas de la política económica.

De este modo, cada ministerio luego tendría que explicar trimestralmente los desvíos al Congreso, planteando específicamente las correcciones necesarias para llegar a lo acordado. No sólo se trata de un compromiso de todas las áreas económicas, sino también de un mecanismo legislativo de rendición de cuentas, que permite sumar credibilidad al proceso.

Resulta necesario entonces mirar a través del parabrisas delantero para diseñar la política económica de los próximos años, sin volver nuestra visión sobre el espejo retrovisor. Son pocos los países que todavía no lograron controlar la evolución de los precios. Encendamos el motor y avancemos hacia el camino de los países sin inflación. Sin dudas, con las herramientas adecuadas podremos lograrlo.

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