En los últimos meses, particularmente en nuestra región, se viene hablando de un concepto hasta hace poco tiempo absolutamente desconocido por la mayoría: Lawfare. Aparentemente con Lawfare, uno se refiere a una Guerra jurídica, con un término en inglés que, según parece, aún no es reconocido en el Diccionario oficial del idioma, una mezcla de las palabras "ley" (Law) y "guerra" (warfare), que pretende referirse a un uso del sistema judicial con la intención de dañar a un oponente.
Lawfare significaría la utilización de la ley y de los procedimientos jurídicos como arma de guerra: elegido un sector, por ejemplo político, como enemigo, la ley y los procedimientos judiciales son utilizados por los agentes públicos como una forma de perseguir a aquellos que fueron estigmatizados como enemigos.
En los últimos días, desde un sector del Poder Judicial en materia penal federal se facilitó una supuesta estadística que incluso cualificaba las bajas del enemigo (prisiones preventivas, es decir encarcelamiento de inocentes): 29.
Claro que para que el concepto de Lawfare posea vigencia práctica se requieren tres protagonistas: el amigo oficialista que detenta el poder, el enemigo opositor al cual se le declara la guerra judicial y, por ultimo, quienes conducen el emprendimiento bélico a favor del poder de turno, quienes ofrecen el alejamiento judicial de las normas como proyectiles (algunos miembros del sistema judicial).
No hace falta que, desde el Estado de derecho, se explique a los ciudadanos que semejante concepto describe un escenario lamentable. Ello es ya conocido por todos. Pero sí es necesario recordar que incluso la Guerra (seguramente en sí misma, ya, un crimen) esta sometida a reglas. Incluso el enemigo tiene un estatus normativo que hay que respetar.
Por supuesto que no es posible ocultar que hablar de enemigo en una democracia tiene efectos nocivos crecientes que culminan en la desaparición de las condiciones básicas necesarias para la vida comunitaria.
Desde este ángulo me animo a decir que el concepto de Lawfare describe algo peor que la propia guerra. La guerra es una cosa y otra es el crimen de guerra que se produce cuando se violan normas como las contenidas en el art. 8 del estatuto de Roma o los Convenios de Ginebra de 1949. Ejemplo, incluso en el contexto de una guerra, se define como crimen el someter a tortura o a otros actos inhumanos, incluyendo experimentos biológicos o destruir bienes y apropiarse de ellos de manera no justificada por necesidades militares.
Según puedo ver, en cambio, cuando se habla de Lawfare siempre nos referimos a violaciones de las reglas del proceso penal: violación al principio de igualdad ante la ley, violación al principio de proporcionalidad, detenciones ilegítimas, etc, etc.
Ello hace pensar en la enorme gravedad de estas situaciones. Los juzgamientos de los crímenes de guerra son resorte en tiempos de paz de la Corte Penal Internacional. La paz internacional debe ser acompañada del juzgamiento de los responsables de esos hechos. ¿Que pasará en nuestro país?. ¿Cuando lograremos la paz comunitaria?
Ningún país se construye con la destrucción judicial del enemigo político. Nadie puede estar en contra del juzgamiento de supuestos hechos de corrupción, pero nadie puede aceptar que con tanta facilidad argumental se encarcelen personas solo por haber sido calificadas de enemigos u opositores.