Cuando diálogo es sinónimo de sodomía

Ya son más de 9 años que el gobierno norteamericano ha estado aplicando sanciones contra funcionarios, testaferros, familiares y allegados al narcorégimen que impera en Venezuela desde hace ya 18 años. Sanciones centradas en el congelamiento de bienes y también en la revocación de visado estadounidense. En el lapso comprendido entre 2008 y 2015 le fueron impuestas a casi 100 altos funcionarios del régimen castrochavista y a 16 familiares de ellos.

Y siendo una narcotiranía militar, la mayoría de estos penados son militares, y aparecen en la lista de narcotraficantes activos que tiene EEUU; igualmente hay medidas por violaciones a los derechos humanos, terrorismo y corrupción. Las sanciones han autorizado al Departamento del Tesoro a congelar sus bienes en EEUU, y para muchos la prohibición de ingreso hasta que sea revocado el castigo, cosa que dadas las pruebas y la seriedad de las investigaciones no tiene visos de poder ocurrir. Sumemos que el 10 de noviembre de 2015 detuvieron a dos sobrinos de Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, en Puerto Príncipe, Haití por fuerzas de seguridad de la Administración para el Control de Drogas (DEA), acusándoles de narcotráfico.

Todo muestra el carácter delincuencial del régimen imperante y no han cesado las sanciones tanto de EEUU como de Canadá, y ahora también se une la Unión Europea.

Frente a este innegable rechazo de buena parte de la comunidad internacional a un régimen que ha devastado a Venezuela tanto en lo económico como en lo social y ha pulverizado sus instituciones democráticas, pluralidad y alternancia política y ha impuesto el delito como una característica que los define, sorprende como una llamada "oposición" participa desde hace ya bastantes años en un perverso cuento que presentan bajo el modo diálogo y no ha sido otra cosa que prestarse a prolongar una tragedia que día a día cobra víctimas, tanto por hambre, ausencia de medicamentos, deterioro de los centros de salud y acciones de bandas de hampones absolutamente impunes, unido a la destrucción de lo que fue un país próspero, democrático y hoy no es más que una sórdida guarida donde se lo reparten los capos y sus compinches.

Ese perverso cuento del diálogo comenzó hace más de tres años, cuando la noche del 11 de abril de 2014, transmitido en cadena de radio y televisión, se reunieron Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Rafael Ramírez y otros oficialistas junto a un grupo opositor donde destacaron Henrique Capriles, Julio Borges y Henry Ramos Allup, todos acompañados por el Nuncio Apostólico y los ministros de Relaciones Exteriores de Colombia, Brasil y Ecuador. Más de tres años transcurridos desde que en un show inicuo se discutió sobre la brutal represión a toda manifestación de protesta, donde se pidió justicia para las víctimas, libertad para los presos políticos, y también se habló sobre la horrible inflación (la más alta del continente americano en aquel momento y en este también), la escasez y "el fracaso" -como lo tildó Julio Borges- de las empresas que fueron nacionalizadas por Chávez, el padre de este engendro de comunismo, narcotráfico, corrupción y neotiranía. Hablaron de la humillación al ciudadano en colas interminables para comprar la dieta básica y cualquier medicamento o producto de primera necesidad… Sintetizando, hablaron de lo mismo que han seguido hablando en cada inútil diálogo, se burlaron de toda una nación y se siguen burlando tanto oficialistas como "líderes opositores".

Y hoy, más de tres años después, justo cuando está por realizarse una crucial reunión del Consejo de Seguridad de la ONU (lunes 13 de noviembre) la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ese mamotreto inservible para cualquier cosa que no sea complicidad con los castrochavistas, pactos inconfesables, burla al ciudadano, siembra de desesperanza, promesas incumplidas, desaparición de la protesta en las calles, etc. etc, vuelve con otro diálogo, también por supuesto en República Dominicana, que se ha convertido en el burdel donde acuden para seguir sodomizando a Venezuela.

Vuelven los mismos canallas, los que les sirve el fraude, la burla al elector, los que sacan gran provecho de esta malaventura que a ellos les da dividendos. Reaparecen para frenar sanciones y acciones internacionales y que todo siga igual, regado de sangre y lágrimas y con el conveniente desaliento de toda una nación. Una nación que debe reaccionar y sacar a la narcotiranía y a su complaciente y cómplice MUD que vale decir, jamás fue elegida, y siempre nos traiciona.