Acuerdo Airbus-Bombardier: la sorpresa de la semana

Luis Alberto Franco

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Bombardier es un conglomerado industrial canadiense fundado en 1942. Su plantilla de personal llega a más de 60 mil personas y su facturación promedio de los últimos años, a los 16 mil millones de dólares estadounidenses. En 1986 la empresa decidió expandirse al sector aeronáutico. La fabricación de aviones llevó a Bombardier al cuarto puesto mundial en esa industria, lugar que disputa también la brasileña Embraer. Sus productos más destacados son los aviones Learjet, Challenger y Global.

En los últimos años, los negocios aeronáuticos del gigante canadiense se vieron sacudidos por el proyecto CSeries que rozaba los intereses Boeing y Airbus. La apuesta por el segmento CSerie fue un dolor de cabeza para Bombardier, dado que el proyecto le generó estrecheces financieras serias al punto de afectar al resto de las actividades del grupo. Las dificultades del negocio aeronáutico se hicieron evidentes cuando la empresa decidió suspender el desarrollo del Learjet 85, un nuevo avión ejecutivo en un mercado en el que la firma canadiense se había destacado.

Desde hace tiempo Bombardier busca que un socio estratégico alivie la pesadilla de sus cuentas. El objetivo principal de los canadienses era que un socio estratégico participara o se hiciera cargo del programa CSeries. Las noticias de los últimos meses es que Estados Unidos ha decidido castigar a Bombardier con un severo arancel de importación porque la empresa habría recibido subsidios gubernamentales.

Recientemente, Airbus informó sobre un acuerdo con Bombardier. Los europeos habrían adquirido el 50,01% de CSALP (Sociedad Limitada de Aeronaves de la CSeries), que fabrica y vende la CSeries, mientras que Bombardier e Investissement Québec (IQ) se repartirán el 31% y 19% de la propiedad, respectivamente.

La información de Airbus señala que su plan es continuar la producción básica de los aviones en Québec, pero involucrando a su planta en Alabama, Estados Unidos, la estrategia buscaría atemperar el asunto de los aranceles aplicados por Estados Unidos, ya que podrían hundir definitivamente la venta de los CSeries en ese país.

Airbus entiende que el programa CSeries complementa el menú de opciones para sus clientes, porque el mercado de 100 a 240 asientos representa el 70% de la demanda futura de aeronaves. El fabricante europeo posee aviones del rango superior de plazas y los CSeries son aeronaves completamente nuevas que constituirían alternativas para las capacidades inmediatamente menores.

El acuerdo de Bombardier y Airbus deberá zanjar el problema de los subsidios a Bombardier, los cuales no sólo se deben a reclamos de Boeing ante el gobierno estadounidense, sino a presentaciones que la brasileña Embraer ha realizado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Según el fabricante de San Pablo, el programa CSeries recibió tres mil millones de dólares en subsidios federales, provinciales y municipales de Canadá. Para nuestro socio del Mercosur, Canadá distorsionó la industria aeroespacial global al ayudar a Bombardier.

En toda esta disputa hay un jugador de los Estados Unidos que también condimentó el problema: Delta Air Lines. La aerolínea compró 75 CSeries por 5600 millones de dólares, un precio inferior al de los E-Jets brasileños.

Todos los negocios aeronáuticos están ante un escenario que cambia con rapidez. Si bien los chinos y los rusos no podrían desarrollar aeronaves realmente competitivas en el corto plazo, sin dudas están avanzando para jugar en las ligas mayores de la producción de aviones comerciales. Por otra parte, los avances tecnológicos son tan vertiginosos que los procesos de amortización de las más modernas aeronaves se recortan año tras año. El mercado está respondiendo con nuevos modelos empresarios que posibilitan volar cada día a más personas, lo que parece ser el camino para mantener los negocios aeronáuticos a flote.

Todo tiene que ver con todo. Recientemente, un estudio señaló que en promedio la rentabilidad de las low cost europeas es de 7,54 dólares por pasajero, lo cual lleva a la reflexión sobre cuán delgada es la línea entre perder y ganar, y cuán necesario es que todo siga en movimiento, lo que constituye un verdadero desafío al creativo papel del empresario.

Aeronaves más modernas bajan costos, fusiones y adquisiciones zanjan baches y cálculos fallidos de desarrollo, modelos de negocios ofrecen posibilidades de viaje impensadas hace unos cuantos meses, toda una revolución aeronáutica está en curso.

La sorpresa de la semana es el acuerdo Bombardier-Airbus. ¿Cuáles serán las próximas novedades en la industria?

El autor es licenciado en Ciencias Políticas, magíster en Economía y Ciencias Políticas, piloto profesional, periodista especializado en temas de aviación y director de la revista "Aeromarket".

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