La delirante IDEA de ser Australia

Ensayamos un decálogo de razones por las cuales Argentina no puede convertirse en Australia

Nota escrita en colaboración con Carlos Bianco

"En el Coloquio se respira la idea de que vamos a ser Australia". Con esa esperanzadora frase tituló un matutino una nota sobre las conclusiones del coloquio de IDEA. Reunidos tras las vallas y en el marco de un megaoperativo de seguridad, el presidente Mauricio Macri y sus ministros quieren vendernos que podemos transformarnos en Australia, una de las economías más desarrolladas del mundo. Pero, ¿podemos ser Australia?

Cualquiera que conozca la historia de los países desarrollados sabe que el camino hacia al desarrollo no consiste en la mecánica imitación de las políticas aplicadas por otros países. Cada país siguió un derrotero propio y complejo, que no puede simplemente copiarse. A continuación, y sobre la base del estudio del modelo australiano, de su historia y de sus rasgos estructurales, ensayamos un decálogo de razones por las cuales Argentina no puede convertirse en Australia.

Diez razones por las cuáles no podemos, y en ciertos rasgos ni siquiera queremos, ser Australia

-Población

Argentina cuenta con una población cercana a los 44 millones habitantes; Australia posee una población de 24,5 millones de habitantes. Casi la mitad. Esto es importante a la hora de considerar sectores productivos que generen empleo. Para ser Australia, hoy sobran 20 millones de argentinos.

-Recursos naturales

Australia cuenta con un capital natural per cápita del orden de los 40 mil dólares por habitante, cuatro veces más que la Argentina. Se trata fundamentalmente de minerales industriales, mientras que en el caso de Argentina ese capital natural se compone mayoritariamente con bienes agropecuarios. Para ser Australia deberíamos tener cuatro veces más recursos naturales.

-Propiedad de la tierra

Durante el siglo XIX en Australia el establecimiento de colonos hizo que la propiedad agrícola se encuentre mucho menos concentrada que en el latifundio argentino. Los migrantes que llegaron a Australia no lo hicieron para desempeñarse como trabajadores rurales o urbanos, sino para trabajar sus propias tierras. Para ser Australia deberíamos repartir las grandes propiedades agropecuarias.

-Perfil productivo

En los últimos años Australia se desindustrializó de manera planificada, luego de haber alcanzado altos estándares en materia industrial y de servicios de alto conocimiento. La desindustrialización argentina desde 1976, con la interrupción en 2003-2015, redundó en altos niveles de desempleo y precarización laboral. Para ser Australia deberíamos destruir buena parte de nuestro tejido industrial.

-Perfil exportador

Australia no exporta mayoritariamente bienes agropecuarios, sino minerales industriales, tales como el mineral de hierro y el carbón, además de otros minerales metálicos (oro, cobre, plata y aluminio). No es el caso de Argentina. Para ser Australia deberíamos descubrir riquísimos yacimientos de hierro, carbón y metales preciosos.

-Restricción externa

Australia convive con un déficit permanente de cuenta corriente, que cubre con financiamiento de su aliado estratégico, Estados Unidos. Entre 1960 y 2016 tuvo solamente superávit dos años (1972-1973), acumulando 43 años consecutivos de déficit. De esa forma, ha podido soslayar los problemas de restricción externa. Para ser Australia deberíamos tener financiamiento muy barato y déficit crónico.

-Geografía económica

Australia tuvo la fortuna de que los principales procesos de desarrollo industrial posteriores a la posguerra ocurrieron en su región: Japón, Corea del Sur, los "tigres asiáticos" y, últimamente, China. Australia abasteció a esos países como proveedora de minerales industriales. Para ser Australia deberíamos mudar nuestro país al océano Índico.

-Cercanía con China

Australia recibe un millón de turistas chinos por año. Además, exporta servicios de enseñanza del idioma inglés a la población china y de otros países de la región, por tratarse de un país de habla inglesa. Para ser Australia deberíamos cambiar nuestro idioma por el inglés y acercar China a la Argentina.

-Relevancia geopolítica

Australia funciona como Estado tapón. Su vínculo estratégico con Estados Unidos nace en las dos guerras mundiales, a través de la instalación de bases militares y de su participación directa en los conflictos. Esta alianza se consolidó durante la Guerra Fría, recibiendo a cambio cuantioso financiamiento y cooperación. Para ser Australia deberíamos instalar varias bases militares norteamericanas.

-Soberanía nacional

Australia es uno de los 16 miembros del Commonwealth. No es una república, sino que su jefe de Estado es Isabel II, la reina de Inglaterra. Una "semi-colonia" formal británica. Argentina es una nación soberana que, además, mantiene un conflicto con el Reino Unido por las Islas Malvinas. Para ser Australia, en lugar de tirar aceite hirviendo, en 1806 deberíamos haber recibido a los invasores ingleses con un asado.

Conclusión: la necesidad de retomar el camino del desarrollo "a la Argentina"

Resignados y frustrados por encontrarle la vuelta a la economía argentina, los dueños del país intentan convertirnos en otro país: la "nueva Australia". Al parecer, el macrismo posee problemas de identidad. Primero, dijeron que íbamos hacia un modelo como el de India. Luego, se inclinaron por los modelos chileno y peruano. Ahora le toca el turno a Australia. Bienaventurados los pobres, porque con el neoliberalismo pronto serán prósperos australianos, reza el credo macrista.

La historia de los países avanzados enseña que cada uno siguió un camino único e irrepetible. Hay, sin embargo, ciertos rasgos que permiten sacar interesantes enseñanzas: todos los países avanzados llegaron a serlo sobre la base de la industrialización y del desarrollo científico y tecnológico. Macri hace todo al revés: desindustrializa al país y ajusta el presupuesto asignado a la ciencia y la tecnología. Sin industria ni ciencia, sin duda, nos van a "sobrar" 20 millones de argentinos, o más.

Es necesario parar esto y retomar nuestra senda histórica hacia al desarrollo. El "manual de instrucciones" para el desarrollo no es un producto de importación, sino el resultado de nuestros rasgos culturales, estructurales, históricos e identitarios. Se trata, simplemente, de volver a impulsar la industrialización, fortalecer el mercado interno, avanzar en materia de ciencia y tecnología, y fomentar la integración latinoamericana. Quizás el problema de los dirigentes macristas sea que la argentinidad les produce cierto desprecio, que muestran poca estima por la soberanía y que se comportan como ignorantes de nuestra historia, nuestra cultura y nuestras formas políticas. Justamente por eso nos quieren transformar en otro país.