Panorama agropecuario: cerraron 426 empresas en 2017

Las consecuencias de una agricultura de commodities generadora de divisas son pueblos afectados, en algunos casos, con cáncer y otro tipo de enfermedades

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En un país que basa su exportación en productos cerealeros y oleaginosos junto con sus derivados, se hace importante planificar u organizar mejor su producción en el territorio. Con asistencia del sector público que permita el desarrollo de los sectores privados sin caer en la asignación de recursos por parte del mercado, lo cual serviría para una mejor regulación entre la ambición desmedida que conduce a las prácticas comerciales ilegales.

Los cambios climáticos y productivo-organizacionales experimentados en el último tiempo comenzaron a mostrar diversos efectos. Una combinación de ellos a la vez complica las producciones futuras. Recientemente, la Bolsa de Comercio de Rosario nos dice que los contratistas rurales trabajan 80% del área sembrada y cosechada. En más detalle, tienen a su cargo el 90% de la cosecha de granos, el 70% de su siembra y el 70% de la aplicación de agroquímicos. Este último dato está en debate en la actualidad, estas nuevas formas de organización de la producción, principalmente la de exportación y que genera mayores divisas, una agricultura de commodities o no.

Al medirse la agricultura en toneladas y divisas se pierde de vista el sentido del sector, producir alimentos, que no afecta a la población, y exportar los saldos. ¿Es posible esto? ¿Se puede ir regulando la demanda externa que nos fuerza a introducir modificaciones en la agricultura para cumplir metas récord? Las consecuencias de una agricultura de commodities generadora de divisas son pueblos afectados, en algunos casos, con cáncer y otro tipo de enfermedades. Estos casos ocurren en la pampa húmeda y otras regiones. El silencio alrededor del tema preocupa.

Los contratistas, a su vez, como dice el informe, concentran la aplicación del 70% de los agroquímicos. Por lo tanto, los contratitas rurales en siembra y cosecha representan el 80%; el 20% restante quedó en manos de productores dueños de sus propias máquinas y equipos. Estos contratistas rurales se encuentran en países como Bolivia, Brasil, Uruguay y Paraguay.

No obstante, el negocio de participar en el proceso de siembra y cosecha los posiciona con claros intereses, ya que concentran el 60% de la compra de maquinaria agrícola. Si bien estos servicios han dado un salto cualitativo en la producción granaria, debemos tener en cuenta que se hace más riesgoso el negocio al depender de los servicios y los contratos en un sector donde potencias como Estados Unidos, Brasil, Rusia y China también juegan con otros niveles de tecnología y Estados más proteccionistas y que organizan su producción en función de sus prioridades.

Un ejemplo del sector pecuario nos trasluce un poco la necesidad de tener un Estado con mayor capacidad de incidencia ante las urgencias. Una política económica implementada fue el Plan Belgrano-Estímulo Agrícola, a los productores de soja, que es el 5% por tonelada de soja. Para los productores de las provincias de Salta, Jujuy, Formosa, Santiago del Estero, Tucumán, Corrientes, Misiones, Catamarca, La Rioja y Chaco, según el decreto de febrero de 2017, Plan Belgrano-Estímulo Agrícola: "Asimismo, la norma dispuso que se consideran dentro de dicha asignación la suma de pesos un mil millones ($ 1.000.000.000) para otorgar compensaciones a la producción de soja en las provincias comprendidas en las acciones de la Unidad Plan Belgrano, de acuerdo con el artículo 2° del decreto 435 del 1º de marzo de 2016". ¿Se estimula la agricultura de commodities?

En las acciones de la Unidad Plan Belgrano por ahora se ha ejecutado, en estos primeros diez, solamente el 33 por ciento. Los gastos corrientes para esta unidad en los primeros ocho meses están en cero, si lo comparamos contra el 2016; mientras que los gastos de capital han crecido un 52 por ciento.

Siguiendo en esta misma línea hay una emergencia en las pymes del agro, que calculan pérdidas por 1.500 millones de pesos con siete millones de hectáreas afectadas en la pampa húmeda.

Según los datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), entre enero y agosto del corriente año cerraron 426 empresas vinculadas con el sector agropecuario. Ahora, pasando de lo agrícola a lo pecuario, en el caso de los lácteos encontramos que, si bien se mejoró el precio por litro de leche al productor, la situación climática está complicando el cierre de tambos. Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), computan unos 340 entre 2016 y lo que va del 2017. La balanza comercial arrojó un saldo superavitario similar al de 2009, tuvo una merma de casi 400 millones de dólares entre 2016 y 2015.

En términos de producción, la exportación tuvo en los primero siete meses un total de 115.756 toneladas, este volumen acumulado es el más bajo registrado en los últimos 14 años (enero a julio de 2003, 75.941 toneladas).

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