En el pasado las cosas se hacían para durar mucho tiempo. Hoy la mayoría es descartable o durará poco. Por esa razón, la cantidad de residuos se incrementa día a día. Cada cosa que se usa y se descarta necesitó de energía para fabricarse. La energía se genera quemando combustibles que emiten gases a la atmósfera. Esos gases están impidiendo que la Tierra expulse parte del calor que recibe del Sol. Los científicos llaman a eso "efecto invernadero" y alertan sobre sus consecuencias: la temperatura del planeta se incrementa y afecta a millones de personas. Por ejemplo, en nuestra Ciudad ya existe un mayor riesgo de inundaciones, ya se verifica una mayor temperatura media y ya se observa un mayor número de olas de calor al año.
Los residuos son uno de los tres principales generadores de gases de efecto invernadero de nuestra Ciudad. Aquí producimos cada año una montaña de basura de unos cien metros de base y otros cien de altura: un millón de toneladas. Todo eso se entierra y, al descomponerse, también emite gases de efecto invernadero. Cada año esa cantidad de residuos despide un volumen de gases equivalente a un globo más alto que dos obeliscos juntos.
Doce años atrás, todas las fuerzas políticas de la Ciudad, incluida la fuerza que hoy gobierna, sancionaron la ley de basura cero: un plan concertado políticamente para que, fuera cual fuera la fuerza que gobierne, la Ciudad avance en un cambio sustantivo sobre cómo gestiona los residuos. La meta era reducir la cantidad de materiales reutilizables que se desperdician al tratarlos como basura y enterrarlos.
Hace diez años que gobierna el PRO. Las medidas que esa fuerza política implementó de aquel plan son muy modestas y con escasos resultados. Hoy la Ciudad trata sus residuos prácticamente de la misma forma que los trataba hace cuarenta años, y por eso seguimos generando tanta basura.
Las acciones de reciclado rescatan tan sólo 400 toneladas por día, pero enterramos siete veces más que esa cantidad. Como conclusión, a doce años de la sanción de aquella ley de basura cero, de los cuales diez han transcurrido bajo la responsabilidad del actual oficialismo, enterramos el triple de lo que debiéramos.
¿Qué es necesario hacer? Todo empieza dotando con recursos logísticos y de apoyo institucional a las organizaciones de recicladores urbanos. Ellos son los responsables de recoger y procesar las toneladas de residuos reciclables. La venta de estos no alcanza para financiar adecuadamente los costos del servicio. Si la actividad de reciclado fuera autosustentable económicamente, ya habría empresas con fines de lucro haciéndola. Y no hay. Por lo tanto, la realización de esa actividad en la escala requerida precisa del apoyo económico del Estado.
Las personas conformamos sociedades. La forma en que las sociedades funcionan debe cambiar con el tiempo para hacer frente a distintos desafíos. Esa es la evolución: un cambio que nos permita arribar a una situación mejor. El desafío que nos presenta el cuidado del ambiente también hace necesario que evolucionemos en la modalidad de gestión de los residuos.
La autora es presidente del bloque Suma+ y presidente de la Comisión de Ambiente.