El avión perdido en el Delta: algunas consideraciones técnicas

Luis Franco

En casos como el del avión perdido que mantiene en cierto vilo a la ciudadanía, la dinámica de los acontecimientos hace que un artículo pierda vigencia en unas horas. Pero es importante aclarar a la opinión pública algunos puntos técnicos de la manera más simple y precisa posible.

Cuando un avión despega desde un aeródromo o un aeropuerto con control de tránsito aéreo, se ponen a su disposición una serie de servicios que contribuirán a su seguridad. El comandante que emprende un vuelo puede decidir si presentará un plan de vuelo instrumental (IFR) o visual (VFR), lo que significa que volará guiado por los equipos de navegación de a bordo, tanto autónomos como dependientes de radioayudas terrestres o satelitales. Los vuelos controlados son guiados desde tierra y monitoreados en interacción permanente entre los controles de tránsito y la tripulación. Los vuelos VFR, con referencia visual, requerirán menores recursos. En todos los casos, el servicio de búsqueda y rescate (SAR, por su sigla en inglés) está a disposición ante cualquier emergencia o pérdida de contacto con la aeronave.

Como todo en la aviación, medio en el que se realizan los mayores esfuerzos con el objetivo de reducir al máximo los imprevistos, el servicio SAR cuenta con un protocolo que se divide en fases, a saber: incertidumbre, alerta y peligro, más búsqueda y rescate si correspondieran. La fase de incertidumbre se pone en marcha, en el caso de un vuelo por instrumentos como el del LV-MCV perdido, a los 30 minutos a partir de la interrupción de las comunicaciones con el control de tránsito. En la fase de incertidumbre se procura establecer contacto con la aeronave y para lograrlo se recurre a los medios electrónicos u otras aeronaves en vuelo por la última zona conocida. De persistir la situación, se debe cumplir con la siguiente fase (peligro), excepto que se tenga la certeza de que la aeronave ha sufrido un accidente, lo cual anula fases para ir directamente a la búsqueda y el rescate.

En el caso del avión que se está buscando en este momento, se demoró el comienzo del protocolo por causas que deberán establecerse. Como en todo accidente, el tiempo que transcurre podría ser vital.

La aviación civil argentina está en plena reconstrucción. Su situación se debe a décadas de deterioro y desnaturalización. Desde hace diez años, todo el sistema civil pasó a ser administrado, como en casi todo el mundo, por una autoridad civil: la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). El sistema de servicios de tránsito aéreo y ayudas a la aeronavegación está a cargo de la Empresa Nacional de Navegación Aérea S.E. (EANA), entidad que se hizo cargo de los servicios el 1º de agosto de 2016. Justo en este momento se discutía la transferencia del servicio SAR de la órbita de ANAC a EANA, lo cual es todo un dato.

Es mucho lo que se ha hecho en aviación civil, pero falta mucho por hacer. En la etapa actual se requiere de mayor profesionalismo, conocimientos técnicos y políticas de sintonía fina, por usar un concepto fácil de comprender. Sobre todo, se necesita integración entre las agencias aeronáuticas, incluyendo a la Policía de Seguridad Aeronáutica y al Comando Aeroespacial, porque su coordinación apenas rasguña lo mínimo deseable. La actual gestión de Transporte, a cargo del ministro Guillermo Dietrich, le está imprimiendo a la aviación comercial una vitalidad cuyo éxito podría cambiar el mapa de la Argentina acercando todas las regiones. Sin embargo, para que se pueda llevar a cabo la llamada "revolución de los aviones", es preciso que se considere colocar a los mejores técnicos en los puestos sensibles de la aviación.

El autor es piloto profesional, periodista especializado en temas de aviación, director de la revista "Aeromarket" y magíster en Economía y Ciencias Políticas.