El Gobierno vuelve a demostrar sus problemas de comunicación

Una de las principales falencias ocurre cuando la Casa Rosada debe comunicar una decisión de gobierno de manera masiva o multimediática para prevenir consecuencias como la ocurrida en el recorte de pensiones

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La polémica generada por el recorte o la suspensión de unas setenta mil pensiones a personas con discapacidad encierra uno de los puntos débiles de la administración de Mauricio Macri: la comunicación.

En ese aspecto el Gobierno nacional alterna aciertos y errores. Los timbreos, las apariciones fugaces del Presidente en domicilios de ciudadanos, los llamados telefónicos de Macri a personas comunes y el manejo de las redes sociales —Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat—, ya sea para defender la gestión como para salir en masa a repudiar los cuestionamientos, sobre todo los provenientes del kirchnerismo, son un punto fuerte de la comunicación gubernamental.

Sin embargo, una de las principales falencias ocurre cuando la Casa Rosada debe comunicar una decisión de gobierno de manera masiva o multimediática para prevenir consecuencias como la ocurrida en el recorte de pensiones, donde la oposición política aprovechó la grieta comunicacional y logró instalar en la sociedad, sencillamente, que al macrismo o al gobierno de Cambiemos no les importan las personas que sufren de alguna discapacidad.

Como solía decir un viejo periodista: "Cuando se despluma una gallina y después se pretende recoger la totalidad de las plumas, la tarea resulta imposible", es decir, cuando se comete un error y los medios lo reflejan como tal, es difícil desinstalar en la opinión pública ese error.

La estrategia de comunicación, así como la decisión de quién habla y quién no sobre un tema en particular o de qué manera se difunde, pasa por la jefatura de gabinete que conduce Marcos Peña. También los retos provienen de esa área cuando algún dirigente o funcionario habla de algo para lo cual no estaba "autorizado", o dice algo inapropiado o no pautado. La jefatura de gabinete es una suerte de radar que diseña todo lo que debería ocurrir y monitorea lo que finalmente ocurre.

En términos de comunicación, el Gobierno nacional aseguró que la medida "no se trata de bajas sino de suspensiones preventivas que están todo el tiempo en revisión, ya que es algo dinámico y, si hay errores, se reparan inmediatamente"; que tuvo por objetivo "transparentar" el sistema de otorgamiento de pensiones por discapacidad para evitar la "discrecionalidad" en el otorgamiento de los beneficios; y que el kirchnerismo hizo "un manejo clientelar corrupto" de ese beneficio.

El presidente de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales (CNPA), Guillermo Badino, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de Carolina Stanley, explicó que las bajas tienen como causa "incompatibilidades e irregularidades detectadas en las revisiones periódicas que se realizan en forma habitual" y que en 2015, con el gobierno de Cristina Fernández, fueron dadas de baja 168.500 pensiones, mientras que en 2016, ya con el presidente Mauricio Macri, se dieron de baja 90 mil pensiones.

Pero, ¿cuándo explicaron esto desde el gobierno nacional? Cuando desde la oposición, en particular desde el Frente para la Victoria había denunciado la "ineficacia e insensibilidad" del Gobierno y hasta el massismo se animó a denunciar: "Ya no es novedad que el Gobierno les siga quitando los derechos a los que menos tienen". A tal punto llegó el rechazo que hubo presentaciones judiciales y marchas en defensa de las personas con discapacidad.

Esa falta de visión provocó que uno de los miembros de gabinete más respetados por los opositores o por las agrupaciones sociales que son antimacristas por naturaleza, Carolina Stanley, estuviera en el centro de la tormenta y se multiplicaran los pedidos de renuncia.

El Manual de Comunicación indica que si un gobierno, sobre todo nacional, va a tomar una decisión que puede generar cuestionamientos masivos, antes debe explicar y difundir esa medida, por qué y para qué lo hace, cuáles son los verdaderos objetivos y adelantarse a las posibles críticas.

Para ello, debe comunicarlo, primero, a través de los medios masivos de comunicación y de la publicidad oficial y recién después, sólo después, bajarlo a las redes sociales. Porque las redes sociales generan el contrapunto, la polémica inmediata; allí las peleas son cuerpo a cuerpo. Si la decisión no está bien sustentada, explicada y digerida por la sociedad previamente, ocurre lo que finalmente ocurrió a nivel de comunicación: queda instalada la idea que para el Gobierno de Mauricio Macri, los discapacitados no importan.

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