El pasado 16 de mayo un avión de la Fuerza Aérea británica aterrizó en la base aérea de Monte Agradable, en las islas Malvinas, dos horas y media después de despegar del aeropuerto de Montevideo, Uruguay.
Este no es, lamentablemente, un hecho excepcional. En los últimos meses, a pesar del compromiso de los Estados Partes del Mercosur de cooperar para poner fin a la ocupación militar de parte del territorio nacional argentino por el Reino Unido, se han registrado numerosos vuelos de la Fuerza Aérea británica desde aeropuertos de Uruguay o Brasil hacia las Islas Malvinas.
En mi carácter de Vicepresidente del Parlamento del Mercosur presenté, para la consideración de los demás miembros del cuerpo parlamentario regional, una Recomendación que propone medidas concretas para evitar todas aquellas acciones que favorezcan la ocupación militar, así como las acciones unilaterales de militarización e introducción por parte del Reino Unido de armamento nuclear en el Atlántico Sur con base en las Islas Malvinas.
Asimismo, el Proyecto insta a los gobiernos a continuar honrando el compromiso asumido de no permitir el uso de sus puertos o aeropuertos por parte de aeronaves o buques militares del Reino Unido destacados o en tránsito desde o hacia las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, excepto en casos humanitarios o emergencias.
El gobierno del Presidente Macri le imprimió un importante giro a la política exterior argentina sobre la Cuestión Malvinas. Este cambio quedó claramente plasmado en la Declaración conjunta entre la Argentina y el Reino Unido del 13 de septiembre de 2016 donde asumieron el compromiso de "trabajar para levantar las medidas restrictivas para la industria petrolera, la navegación y la pesquería que afectan a las Islas Malvinas", entendiendo como tales las medidas legales que el Estado Argentino puso en vigencia para resguardar sus derechos y proteger sus recursos naturales renovables y no renovables.
Sin duda el giro en la política argentina sobre la Cuestión Malvinas, así como los cambios de gobierno de nuestros vecinos permitió debilitar el cumplimiento del compromiso asumido en el Mercosur de rechazar enérgicamente la militarización e introducción de armamento nuclear en el Atlántico Sur por el Reino Unido de Gran Bretaña con base en las Islas Malvinas y de cualquier tipo de bases militares extranjeras en la región, promoviendo en todos los casos el cierre de las mismas.
La preocupación por la militarización británica del Atlántico Sur es compartida por todos los países de la región y ha sido objeto del rechazo de numerosos organismos regionales y birregionales como la CELAC, la UNASUR, las Cumbres Iberoamericanas, las Cumbres de América del Sur y Países Árabes, la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS) y el Grupo de los 77 y China.
Esta inquietud se ha acrecentado a partir de decisiones adoptadas por el gobierno británico cuyo objetivo es mantener la ocupación militar de parte del territorio nacional argentino, incluyendo el tránsito de buques y aeronaves militares británicas hacia o desde las Islas Malvinas. Desde hace más de un año sabemos que Brasil y Uruguay han prestado en numerosas ocasiones sus aeropuertos a vuelos militares británicos como escala para su destino final en Malvinas.
En efecto, durante el año 2016 fueron realizados al menos 6 vuelos militares operados por la Fuerza Aérea británica entre aeropuertos brasileños -especialmente San Pablo- y Monte Agradable en las Islas Malvinas. Entre marzo y abril de este año se confirmaron cuatro vuelos más. Asimismo, desde Uruguay se confirmó la escala de un avión de la Fuerza Aérea británica en el aeropuerto de Montevideo y en los primeros días de mayo también se conocieron fotos de un buque con bandera de las Islas Malvinas en el puerto uruguayo, incumpliendo así el acuerdo firmado en el año 2012 entre los países del Mercosur, por el cual los miembros del bloque se comprometieron a "impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las Islas Malvinas".
Ante este marcado incremento en el número de vuelos y buques militares que hacen escalas técnicas en los aeropuertos y puertos de Brasil y Uruguay, el gobierno argentino debería reclamar con firmeza e insistir en la necesidad de mantener activos los intercambios y consultas regulares sobre solicitudes que se pudieran recibir del Reino Unido para que se le permita el uso de sus puertos o aeropuertos por parte de unidades militares británicas involucradas en el sostenimiento de la ocupación militar de territorio nacional argentino, a fin de determinar si se trata de casos ciertos de emergencia.
El reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes es una política de Estado que exige constancia, persistencia y firmeza. Solo así lograremos sentar en la mesa de negociaciones al Reino Unido para dialogar sobre los derechos soberanos que nos asisten, tal como la comunidad internacional y nuestra propia Constitución lo indican.
El autor es Vicepresidente del Parlasur. Ex Canciller de la Nación.