Si las palabras son transparentes y no existe ningún contubernio político o puesta en escena engañosa, Cristina Fernández no será candidata a legisladora nacional por la provincia de Buenos Aires y Florencio Randazzo competirá en las PASO contra una lista kirchnerista. Esta aseveración se desprende sencillamente de los dichos en los últimos días, tanto de la ex Presidente como del círculo que rodea a Randazzo.
Es verdad que Cristina Kirchner señaló que si es necesario para ganarle al gobierno de Mauricio Macri y ponerle límite, será la candidata del Frente para la Victoria en las elecciones legislativas de octubre en la provincia de Buenos Aires.
Pero las condiciones que puso reflejan una situación que está lejos de cumplirse: pretende encabezar una lista de unidad y no competir contra nadie, y mucho menos (dijo despectivamente) contra alguien que fue su ministro. Traducido, no va a competir con un ex empleado suyo.
A través de sus colaboradores, Florencio Randazzo afirma que quiere internas y, en efecto, el martes presentará los avales para que la Justicia electoral lo habilite como tal. Más aún, para alejar cualquier rumor en el sentido de que Randazzo no tiene los papeles en regla para ir a unas PASO, el histórico apoderado del Partido Justicialista (PJ) nacional y bonaerense, Jorge Landau, dejó en claro: "No hay razones técnicas ni jurídicas" para que alguien pueda bloquear la postulación del ex funcionario.
Un dato extra. Randazzo fue uno de los mentores de la ley de reforma electoral que incluyó las PASO en el 2015 por primera vez. Y articuló los mecanismos para que, en caso de que un candidato sea denunciado por irregularidades en sus papeles, en un intento por dejarlo afuera de la competencia, un organismo especial de la Justicia electoral se expida en cuestión de horas, restableciendo su postulación si estuviera todo en orden.
Ahora bien, salvo que estemos en presencia de un entramado político espurio, en el que Cristina Kirchner y Randazzo se pusieron de acuerdo para construir una novela peronista con la idea de darle protagonismo al PJ para que después el dirigente de Chivilcoy termine bajándose y dejando el espacio libre para que la ex mandataria encabece la lista de unidad, ella estaría afuera de la campaña electoral.
Otra opción es que CFK se arrepienta de sus dichos y finalmente decida competir en las PASO. Lo que sea que decida, el peronismo no esperará hasta el 24 de junio a la noche, al filo del vencimiento del plazo para la presentación de candidatos a las elecciones legislativas 2017.
Los intendentes peronistas del Conurbano bonaerense necesitan que la ex Presidente se defina lo antes posible. ¿Por qué? Los jefes comunales admiten que si ella es candidata, le entregarán en bandeja de plata la lapicera para que arme las listas como le plazca. Pero si ella no compite, los jefes comunales quieren manejar esa lapicera y nombrar a sus propios hombres, bajo el argumento de que ellos cuentan con el poder territorial que ni el randazzismo ni La Cámpora ostentan.
Más aún, es factible que si CFK se baja de la candidatura, la mayoría de los intendentes se vaya con Randazzo y, en esa situación, estaremos ante el fin del kirchnerismo como corriente de liderazgo en el peronismo. Y, posiblemente, los dirigentes de La Cámpora, Máximo Kirchner, Martín Sabbatella, Luis D'Elía y otros tantos terminarán construyendo un espacio de centroizquierda, alejado del PJ.
Las próximas dos semanas serán claves para diferenciar las verdades y las mentiras de la disputa bonaerense del peronismo. Está claro que la torta por la que tironean CFK y Randazzo es muchísimo más pequeña que la que supo manejar el kirchnerismo durante su época de gloria.
Como describió un gobernador peronista del interior: "La pelea en la provincia es una pelea por las migajas. Nosotros, los gobernadores, después de octubre, seremos los garantes del peronismo que viene, en el que ni Randazzo ni Cristina Kirchner tienen una silla en la mesa principal".