Macron aleja el peligro de una Francia separada de Europa

Macron, con 39 años, se convierte en el presidente más joven de un país viejo. ¿Qué está pasando, entonces, en Francia con los partidos políticos y con los líderes políticos?

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El joven Emmanuel Macron caminó los cien metros de la explanada del Louvre para ofrecer su primer discurso como nuevo presidente de Francia con la Oda de la Alegría, de la "Sinfonía nº 9" de Beethoven, como música de fondo. ¿Un gesto a la canciller Angela Merkel para demostrar la intención de sostener el eje proeuropeo franco-alemán? El poema que inspiró al genial músico es de otro alemán, Friedrich Schiller, por si faltara algo para completar el simbolismo. Macron caminó solo, pero lo acompañaban los alemanes, quiso decir el protocolo que preparó el encuentro del Louvre con los miles de franceses que lo aguardaban.

Durante los días anteriores, Merkel atravesó la frontera de la no intervención en los asuntos internos de otro país y elogió cálidamente a Macron durante la campaña electoral. Atrás quedó la amenaza de la nacionalista Marine Le Pen, aquello de "van a volver a comprar la baguette con francos franceses", la fórmula que utilizó para expresar su rechazo a la Europa común, siguiendo el sentido del pronunciamiento británico.

Macron, con 39 años, se convierte en el presidente más joven de un país viejo. ¿Qué está pasando entonces en Francia con los partidos políticos y con los líderes políticos? El socialismo del señor François Hollande, que todavía tiene quince días como presidente de Francia, como el socialismo español, constituyen las grandes defraudaciones de las últimas elecciones europeas. Macron pasó del llano político a la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo sin escalas. Del mundo financiero a ministro de Economía, renunció un año atrás para crear un nuevo partido político, una tarea imposible que él mismo rechazaba con un ingenuo comentario: "Sí, se puede". Más de uno se va a tentar de comparar la carrera del triunfante francés con la de Mauricio Macri a la Casa Rosada.

Los partidos tradicionales como el socialismo y los republicanos (la derecha moderada en Francia) quedaron al margen del interés de los ciudadanos angustiados por el terrorismo islámico, la desocupación que llega al 11%, el déficit fiscal del 57% y un agobiante sistema impositivo. ¿Algún parecido con Buenos Aires? Sólo para aclarar, los servicios funcionan casi a la perfección en Francia; la seguridad, la educación y la salud parecen alejadas de la clase política en un país que sigue bajo el signo de la amenaza del terrorismo islámico.

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