Lousteau, con un pie afuera de Cambiemos

En realidad, Lousteau nunca estuvo en Cambiemos. En las elecciones de 2015 enfrentó a Rodríguez Larreta y no formó parte de Cambiemos a nivel nacional

"Martín tiene que entender que acá hay un acuerdo nacional, que cada distrito no funciona de manera azarosa y que este proyecto, este frente político, tiene una cabeza que es el presidente Mauricio Macri y dos fuerzas políticas que lo sustentan, el radicalismo y la Coalición Cívica", lanzó uno de los principales referentes oficialistas a nivel nacional.

La decisión de Martín Lousteau de dejar la Embajada argentina en Washington para candidatearse en la Ciudad y utilizar las elecciones legislativas de octubre como un trampolín para quitarle la jefatura del Gobierno porteño a Horacio Rodríguez Larreta en 2019 provocó una eclosión interna en Cambiemos que pone al ex ministro de Economía con un pie afuera de la coalición gobernante.

En realidad, Lousteau nunca estuvo en Cambiemos. En las elecciones de 2015 enfrentó a Rodríguez Larreta y no formó parte de Cambiemos a nivel nacional. Su partido en la Ciudad, ECO, es opositor al PRO del jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta en la Legislatura. Ingresó al oficialismo cuando Macri le ofreció ser embajador en Washington, pero, si bien desde su cargo defendió la gestión gobernante, nunca se involucró con Cambiemos. En síntesis, nadie puede irse de donde nunca estuvo.

Cierto también es que Lousteau nunca ocultó al propio Macri su deseo de ir por la Ciudad en el 2019. Es más, aceptó la Embajada con esa condición. Del otro lado, el Presidente le prometió que podría competir en la interna de Cambiemos dentro de dos años, para dirimir fuerzas con Rodríguez Larreta o quien eventualmente se postulara por el PRO. Pero en la Casa Rosada no esperaban el planteo de abandonar la sede diplomática hasta la segunda mitad del año que viene.

Lousteau atribuye su salida antes de la cumbre entre Macri y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a no aparecer usufructuando una situación de alta exposición, pese a que mucho tuvo que ver en el armado del cónclave bilateral. Sin embargo, en términos y lenguaje diplomático esa visión puede ser errónea. Es una mala señal que el país visitante, la Argentina, no tenga embajador en el momento de la visita del presidente argentino a Estados Unidos. Es desprolijo y puede interpretarse que la cumbre con Trump no era tan importante.

Afortunadamente tanto Macri como Trump no hacen gala de un culto por el protocolo o los códigos de la diplomacia. Si en lugar de Trump hubiera sido el presidente de China, tal vez la reunión corría riesgo de llevarse adelante por considerar una afrenta la falta de un embajador. En ese aspecto, los países asiáticos son muy rigurosos.

Un gobernador de una provincia china jamás se reuniría con un vicegobernador de una provincia argentina, porque las cabezas de la reunión deben tener el mismo rango. En una oportunidad, durante la presidencia de Néstor Kirchner estuvo a punto de fracasar una visita del presidente de Corea del Sur a la Argentina. ¿Por qué? Porque Kirchner no quería concurrir a la cena de agasajo en el Palacio San Martín y quería mandarlo a su vice, Daniel Scioli, en su representación. Diplomacia.

Retomando el escenario político local, en Cambiemos se aferran a un acuerdo nacional para rechazar de plano cualquier interna de la que participe Lousteau, enfrentando a una lista del macrismo o a Elisa Carrió.

A principio de año, la Mesa Nacional Cambiemos (integrada por cuatro radicales, cuatro del PRO y dos de la Coalición Cívica) decidió, por unanimidad, que en aquellos distritos gobernados por dirigentes de Cambiemos (Alfredo Cornejo en Mendoza, María Eugenia Vidal en Buenos Aires, Gerardo Morales en Jujuy, Ricardo Colombi en Corrientes, Horacio Rodríguez Larreta en Ciudad) sería el mandatario de turno el que manejaría la estrategia electoral, evitando confrontaciones internas y consensuando las listas.

La primera prueba de fuego fue en Corrientes. El PRO impulsaba la candidatura a la gobernación de Ingrid Jetter. Sin embargo, a partir de la decisión de la mesa nacional, los macristas bajaron la postulación y se alinearon detrás del armado propuesto por el mandatario radical Ricardo Colombi.

La UCR nacional apoya la proyección en la Ciudad de Lousteau, pero admite que votó "con las dos manos" ese acuerdo sobre la estrategia electoral nacional y que "no era necesario acelerar los tiempos". Por eso, en los últimos días proponían, además para no romper con las autoridades de la UCR porteña que está dispuesta a ir por afuera de Cambiemos, una lista de unidad encabezada por Carrió e integrada por Lousteau. O bien que Lousteau encabezara una lista a legisladores porteños de Cambiemos.

Sin embargo, en las últimas horas el ex embajador rechazó ambas ideas e insistió con la celebración de internas, algo que Rodríguez Larreta no está dispuesto a ceder, escudándose en aquel acuerdo nacional que avalaron las tres fuerzas políticas cofundadoras de Cambiemos.

Ante la falta de un entendimiento con Lousteau, se avizora como inevitable una ruptura de la UCR porteña con el radicalismo nacional, una candidatura del referente de ECO por afuera de Cambiemos y una eventual disputa por el sello en sede de la Justicia Electoral.

Si bien la opinión pública tiene presente lo cerca que estuvo Lousteau de arrebatarle la Ciudad a Rodríguez Larreta en el ballotage, los votos reales del ex ministro en aquella elección fueron los 25 puntos que obtuvo en primera vuelta.

¿Logrará en esta oportunidad repetir el desempeño del ballotage o de la primera vuelta en la elección de octubre que, a diferencia de la del 2015, va unificada con la nacional con el contexto de una disputa polarizada entre Cambiemos y el kirchnerismo? ¿O del "cambio" y el "pasado", como le gusta enunciar al Gobierno? Posiblemente Lousteau tenga una banca de diputado nacional asegurada, pero el riesgo es que no pueda revalidar sus títulos y termine pagando un alto precio por falta de timing político.