La pobreza y el vaso medio lleno

La tendencia en 2000 años en materia de aumento en la calidad de vida de los habitantes y en la reducción de la pobreza siempre fue mejorar, a pesar de caídas en el medio o efecto serrucho

La pobreza es un tema que nos angustia y ocupa a todos, y los ciclos de corto plazo nos muestran que en determinados períodos puede agudizarse.

Sin embargo, un artículo de la revista The Economist nos indica cómo, a pesar de un serrucho permanente, la evolución ha sido siempre positiva.

La tendencia en 2000 años en materia de aumento en la calidad de vida de los habitantes y en la reducción de la pobreza siempre fue mejorar, a pesar de caídas en el medio o efecto serrucho. Puede darse el caso de que una generación se encuentre más castigada porque le tocó un mal período, por ejemplo, la crisis del 30, pero mirando el largo plazo la humanidad está progresando en forma rápida y constante.

Estadísticamente, la reducción de la pobreza puede deberse a mejores estadísticas y a un tema de poder de compra o medición por purchase power parity (PPP), en lugar de ser valuados a tipo de cambio en forma homogénea. Lo cierto es que la explicación reside en un efecto derrame positivo con políticas activas de redistribución del ingreso. Pero sobre todo en nuevos descubrimientos, hallazgos y tecnología en todas las disciplinas.

Olvidémonos un ratito de la Argentina, país que sufrió una contínua caída en el ranking del PBI per cápita comparado con otras naciones que a comienzos del siglo pasado tenían una generación de ingresos inferior a nuestro país. El mundo evolucionó y la Argentina se estancó. Países tan disímiles como Canadá, Australia y hasta países tan desarrollados como Suecia, que tuvieron niveles de vida inferiores a los de Argentina, tomaron la dirección correcta.

El alcance de la pobreza ha pasado de los niveles del 80-90% que se registraban en 1820 a tasas inferiores al 10% en las que se encontraría en la actualidad, de acuerdo con los estudios del Banco Mundial y de los economistas Bourguignon y Morrison.

Miremos lo ocurrido a nivel global a partir del año 1981, cuando el 42% de la población mundial era pobre de acuerdo con cifras del Banco Mundial. Tomando ese punto de partida, la pobreza se redujo en mil millones de personas desde entonces. En el año 2013, el 10,7% de la población mundial era pobre. El descenso en la pobreza de un siglo a otro ha sido bastante generalizado, aunque los continentes más afectados por la miseria como África o Asia se han beneficiado un poco más.

La revolución industrial llevó a un crecimiento económico alto, eliminó la pobreza masiva en el que hoy es considerado el mundo desarrollado. El PIB mundial por persona se quintuplicó durante el siglo XX. En 1820, el 75% de la humanidad vivía con menos de un dólar al día, mientras que hoy sólo lo hace aproximadamente el 15%, con una distribución de ingresos a nivel mundial que refleja un auge de la nueva clase media.

Pero de ahora en más la velocidad en la reducción de la pobreza será difícil de repetir. Los grandes avances se van desacelerando, ya que esa es la ley de los grandes números.

Por la mayor concentración de la riqueza, además, siempre habrá bolsones de pobreza en donde la riqueza no drena ni beneficia a los más necesitados. Y gran parte de esa pobreza está concentrada en el campo y, de ella, la mitad vive en países sub-Saharianos, en el África profunda. Se reduce lentamente en porcentaje de la población general, pero en esos países en términos absolutos aumentó a consecuencia de la alta tasa de natalidad. Ahí deberá concentrase el esfuerzo de la humanidad en la próxima década para continuar con el proceso de reducción de la pobreza.