Ya sabíamos desde hace tiempo que nuestra escuela secundaria registraba una graduación no sólo muy escasa sino también muy desigual, ya que de cada cien niños que ingresan a un primer grado privado terminan el secundario 69, pero de cada cien que ingresan a un primer grado estatal concluían la escuela secundaria apenas 30.
Pero ahora conocemos los resultados de la evaluación Aprender 2016, que el año pasado examinó en 6.366 escuelas estatales y 3.959 escuelas privadas el nivel de los conocimientos de 319 mil estudiantes del quinto y sexto año secundario. Los resultados son contundentes, ya que indican que nuestro sistema escolar lamentablemente no está quebrando el círculo negativo de la reproducción intergeneracional de la pobreza, dado que el nivel de conocimientos de los adolescentes depende esencialmente del nivel socioeconómico de sus padres.
Veamos qué nos dicen los resultados en el caso de Matemática, que se difundieron a inicios de este mes:
-No llega al nivel básico de conocimientos el 40,9% de todos los alumnos del último año secundario, en la evaluación del año 2013 había sido 40 por ciento. Pero hay grandes desigualdades, como veremos a continuación:
-Entre quienes asisten a escuelas privadas esta magnitud del 40,9% disminuye al 25,7%, pero trepa al 49,2% entre quienes asisten a escuelas estatales.
-Si ahora miramos estas cifras prestando atención al nivel socioeconómico de las familias de los adolescentes evaluados, tenemos cifras que nos indican la profunda desigualdad existente en nuestra sociedad. De cada cien adolescentes de nivel socioeconómico alto, apenas 18,8 se ubican en el nivel bajo de conocimientos, mientras de cada cien adolescentes de hogares de nivel socioeconómico bajo, nada menos que 56 exhiben un nivel de conocimientos bajos en Matemática.
-En los niveles socioeconómicos bajos de nuestro país asisten a escuelas secundarias privadas el 11% de los adolescentes, pero esta proporción crece al 68% en los niveles altos.
Mientras el nivel de conocimientos de nuestros niños y adolescentes dependa del dinero que tengan sus padres, nos alejaremos cada vez más de un país no sólo con justicia social, sino también con un crecimiento económico sostenido, ya que seguiríamos destruyendo capital humano, que es la clave del progreso en este siglo científico y tecnológico.