Europa, en busca de su destino

La economía socialista, abierta y plural tal como conocemos a Europa está en pleno proceso de cambio.

Luego de fallidos intentos para reactivar su economía o las pesadas herencias en materia de déficit fiscal, deuda pública, alto desempleo y poca creación de puestos de trabajo en el sector manufacturero en los últimos 5 años, el PBI de la economía europea se encaminó: habría crecido 2% el año pasado y crecería 1,5% este año.

Pero no es tiempo de bajar la guardia: el presidente de su banco central, se autoimpuso la tarea de inyectar e imprimir unos 80 mil millones de euros mensuales para seguir sosteniendo la recuperación de su economía.

Mientras EE.UU. cierra el grifo de su política monetaria, mucho más restrictiva ahora, y da muestras de mucha solidez en su economía y en sus niveles de confianza y optimismo, la situación no parece ser la misma del otro lado del Atlántico.

La economía socialista, abierta y plural tal como conocemos a Europa está en pleno proceso de cambio. Se defiende un poco más lo propio y se cierra a lo ajeno. El terrorismo y la inmigración están poniendo en jaque a las políticas aplicadas hasta ahora. A ello se le suma la inusitada crisis con Turquía, un país que aspiraba a entrar a la Eurozona y abrazar al euro como su moneda.

Europa se encuentra en busca de una nueva identidad: los nuevos desafíos la vuelcan del lado menos deseado, empujada por los resabios de nacionalismo que resurgen con ejemplos tan elocuentes como Trump en EE.UU. y el Brexit en Gran Bretaña, un espejo que devuelve una imagen en la que muchos europeos quisieran reflejarse.

El proceso de nacionalismo, tanto de izquierda (Grecia) como de derecha en el caso de Alemania, Holanda, Italia y Francia hacen de Europa un mundo más cerrado, protegido, arancelado y crítico de los acuerdos comerciales. En Austria también existe un brote de nacionalismo. En un año cargado desde lo político, por más que esas fuerzas políticas no lleguen a la presidencia o a colocar un primer ministro en aquellos sistemas parlamentarios, modifican la composición de sus congresos, replantean la idea de una Unión Económica permeable a terceros países.

Para saber a dónde se podría dirigir el euro en relación al dólar y el resto de las monedas con las cuales comercia, habrá que seguir de cerca dos temas: cuándo el ECB anunciaría la remoción de los estímulos y el desenlace de los procesos electorales de este año en Europa, tanto en Francia, Alemania como en Holanda. Italia no aceptó los cambios propuestos por Renzi y ya se encerró en sí misma.

La suba de tasas de la Reserva Federal parece encaminar a la paridad en el tipo de cambio, de no mediar grandes noticias en sentido contrario. La libra se ubica 17% por debajo del día previo a la votación por el Brexit. Si alguno de los miembros importantes de Europa abraza más nacionalismo y propone un alejamiento de la Eurozona, tal como se la conoció hasta ahora, no haría más que acelerar este movimiento.