La economía y la agenda política en un año electoral

Esta sociedad está necesitada de Justicia. Es tan o más importante que la economía de corto plazo

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Hace muchos años escuché explicar a un profesor de Harvard que el mejor pronosticador del resultado de una votación es el desarrollo económico en los nueve meses previos a la elección. Crecimiento razonable y buenas expectativas definen la elección en favor del oficialismo. Caso contrario, gana la oposición.

Vale la pena destacar tres cosas: se refería a Estados Unidos, era en casos de elecciones presidenciales y no existían todavía las redes sociales. No había Twitter, Facebook ni trolls.

Hace unos meses que la agenda de Argentina se ha, cuanto menos, embarrado. El Gobierno se ha puesto a la defensiva en los últimos meses: temas como el Correo, las líneas aéreas low cost, las acusaciones a Arribas o a empresarios amigos y familiares del Presidente han migrado la agenda de lo positivo a lo negativo. Una agenda que no le sirve a ningún votante.

Si nos limitamos a la materia económica, la novedad que muestra la encuesta de Poliarquía es que el número de las personas que cree que la economía irá mejor en el futuro ha caído 20 puntos. Muy mal indicio.

Cuando la gente piensa que le va a ir peor, lo primero que hace es reducir el consumo y tratar de guardar algún ahorro para épocas más difíciles. Es la forma que actúan las expectativas sobre la realidad.

Si sumamos la información publicada que la reforma fiscal se postergó para 2018, entonces va a ser difícil conseguir inversión privada este año. Todos esperarán a que esté definido el nuevo marco fiscal y que repunte el consumo. Eso nos limita a lo que sea gasto público y obra de infraestructura, si es que queremos fomentar el crecimiento.

El otro problema siguen siendo las alternativas financieras. La sensación es que la presión sobre el dólar seguirá en los próximos meses y el peso se seguirá apreciando (en términos reales). Es decir, la inversión financiera le ganaría a la inflación, al dólar y a cualquier otra opción en mercados internacionales. Y todo esto sin tomar empleados ni lidiar con proveedores, servicios públicos, clientes, AFIP, etcétera.

Queda un tema por plantear y es la Justicia: esta sociedad está necesitada de Justicia. Es tan o más importante que la economía de corto plazo. Es la clave para la construcción de un contrato social aplicable. Si la Justicia nos sorprendiera positivamente y fueran presos quienes lo merecen, entonces ¿quién podría cuestionar la legitimidad del cambio? Todavía quedan muchos meses por delante hasta la elección. Será un año largo.

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