San Martín en Chile, un líder militar en plenitud

Por Rosendo Fraga

Revisando los diarios y revistas a ambos lados de la cordillera un siglo atrás, se constata la importancia que se dio al Centenario de esta decisiva acción militar, con delegaciones diplomáticas y militares participando en las respectivas conmemoraciones de los dos países. En el Archivo Histórico Nacional, se encuentran incluso películas que registraron los hechos.

Sin lugar a dudas, el cruce de los Andes, la campaña libertadora de Chile y la estrecha cooperación e identidad de miras entre José de San Martín y Bernardo O'Higgins, constituyen la piedra angular de la relación bilateral entre dos países que, teniendo una de las fronteras terrestres más largas del mundo y no exenta de controversias, siempre supieron eludir la guerra, dando paso a la negociación que permitió la paz.

Chacabuco es la consecuencia inmediata del exitoso cruce de la Cordillera realizado por San Martín. Tiene lugar el 12 de febrero de 1817, es la culminación de la operación estratégico-militar que implicó el cruce de los Andes. San Martín logra en forma sincronizada enfrentar a la parte más importante de las fuerzas realistas, habiendo logrado reunir en el escenario de la batalla el 85 por ciento de sus fuerzas, mientras que su oponente sólo tenía en el lugar algo menos de la mitad, lo cual otorgó a las fuerzas patriotas la ventaja del número, muy relevante en la guerra a comienzos del siglo XIX.

Desde el 17 de enero, fecha de partida del Ejército de los Andes, se vienen realizando actos recordatorios y conmemorativos de su Bicentenario. Efectivos militares de ambos países, así como también integrantes de asociaciones civiles, cruzan las montañas a lomo de mula, como se hizo hace dos siglos. Se recrearon los combates, con los uniformes de época, que tuvieron lugar durante el cruce y participan el acto conmemorativo del Bicentenario de la batalla, que tiene lugar en el mismo campo de batalla, con la presencia de los presidentes de Chile y Argentina.

La relación entre San Martín y O'Higgins -en Chacabuco combaten ambos- es previa a su encuentro en Mendoza en 1814. Ambos habían integrado las logias de Cádiz, que apoyadas por Londres, trabajaban por la independencia Iberoamérica.

Cuando San Martín llega a Buenos Aires en 1812 y organiza la Logia Lautaro, el nombre que elige -el de un cacique araucano que luchó duramente contra los españoles en el siglo XVI- revela la profundidad de la relación e identidad de miras con el patriota chileno.

En el Ejército de los Andes no hay unidades militares chilenas como tales. Pero hay chilenos integrando las argentinas, como surge de revisar la lista de revista del Regimiento 11 de Infantería. O'Higgins combate en Chacabuco al frente de una de las dos divisiones en las cuales San Martín ha dividido sus fuerzas. Entre las unidades que manda, está el Regimiento 8 de Infantería argentino, integrado por esclavos afro libertos, el que hoy está en Comodoro Rivadavia y lleva el nombre del prócer chileno.

Chacabuco sirve para ubicar las tres etapas de la trayectoria americana de San Martín, de acuerdo a los países donde actuó. En Argentina fue un gran organizador militar, al mismo tiempo que un eficaz manipulador de los hilos políticos, optando por llevar al poder como Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón, comprometido con su causa que es la campaña libertadora a Chile y Perú.

En Chile es un líder militar en plenitud y es donde gana las dos batallas que lo caracterizan en esta faceta, Chacabuco, cuyo Bicentenario se celebra hoy, y Maipú, cuya conmemoración será el 5 de abril del año próximo. San Martín en cambio en Argentina no ganó batallas. Sólo el combate de San Lorenzo, donde se enfrentan el 6 por ciento de los efectivos que combatieron en Chacabuco y el 4 por ciento de los que se enfrentaron en Maipú.

En Perú no gana ninguna batalla, pero al frente de un ejército argentino-chileno, logra tomar Lima sin combatir y asume como Jefe de un nuevo Estado, al que organiza desde cero. En esta tercera fase, aparece el San Martín estadista.

Tras la batalla de Chacabuco, apoya que acceda al poder O'Higgins, como había hecho en las Provincias Unidas en el caso de Pueyrredón, comprometido con el plan estratégico de San Martín.

La relación entre ambos es realmente singular. Es una identidad de miras que se articula con una amistad que nunca se rompe a través del tiempo.

El billete de cinco pesos, que conmemora a San Martín, llevaba en su reverso el abrazo de ambos próceres tras la batalla de Maipú. En la reescritura de la historia realizada por el kirchnerismo, esta imagen fue sustituida por las de los "Próceres de la Patria Grande", poniendo a San Martín y Bolívar en el centro y a Artigas y O'Higgins a los lados, como un grupo que avanza.

La realidad histórica es otra. San Martín nunca tuvo una efectiva cooperación con el líder venezolano y en su momento vio a los caudillos del litoral liderados por el prócer uruguayo como una complicación para su estrategia independentista.

Quizás el Bicentenario del abrazo de Maipú que será en abril del año próximo puede ser la oportunidad para reinstalar ese gesto en el billete de San Martín, por tratarse del símbolo más acabado de la cooperación argentino-chilena en la guerra de la Independencia.

El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría