Se trata del número que a esta altura del año se repite en varios frentes de la política monetaria, en particular, pero también en las metas del Gobierno, en general.
Las razones parecen simples y no tanto, a saber:
12 años fueron los que gobernó el kirchnerismo basado en una maraña de regulaciones que se transformaron en muchos casos en "represiones" al aumento de los precios de los bienes y los servicios públicos y privados, a la compra de divisas, a las importaciones, e incluso a las exportaciones. En todos los casos bajo el argumento para "asegurar el consumo en la mesa de los argentinos" y el empleo.
Se sabe que después de un rebote inicial, entre 2003 y 2007, a partir de una base de depresión que había provocado la larga recesión que comenzó a gestarse en el segundo semestre de 1998, pero que colapsó a fines de 2001 con la crisis institucional y la declaración del default y confiscación de depósitos en moneda extranjera, la economía se estancó, y con ello el empleo, al tiempo que el poder de compra de los salarios se derrumbó con la vuelta a tasas de inflación de dos dígitos, y la pobreza se catapultó hasta afectar a un tercio de la población.
Por eso, en el nuevo Banco Central de la República Argentina, cuyo directorio se propuso volver a honrar la máxima fundacional de preservar el valor de la moneda, al contrario de los objetivos de los tres presidentes previos de la institución: Mercedes Marcó del Pont, Juan Carlos Fábrega y Alejandro Vanoli, tienen siempre presente ese pasado para no volver a él. Y para reafirmarlo, algunos directivos obsequian a los periodistas el libro de Solomon Northup, base de la película ganadora de un Oscar: 12 años de esclavitud.
12 meses necesitó el Gobierno de Cambiemos para que la tasa de inflación del primer año completo de gestión alcanzara el ritmo anual de la meta propuesta para 2016.
El promedio del año, y el punta a punta, fue sustancialmente mayor, pero se atribuye al efecto de la inercia de la desbordada expansión primaria de dinero en los 12 meses previos, junto a algún impacto sobre los índices de precios de los ajustes de tarifas, unificación cambiaria, y eliminación de gran parte de las retenciones a las exportaciones y los cepos que ataban a toda la economía, junta a la emisión derivada de las compensaciones de las operaciones a futuro de dólar, porque el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) los mide sobre la base de una canasta fija de consumo de los hogares, aunque en los hechos se sabe que cayó, y fuerte, por la conocida "restricción presupuestaria" que hace que si se mantiene la compra de un producto o servicio que sube de precios, hay que demandar menos de otro, excepto que haya baja de precio en la misma proporción relativa, lo que pondera por el gasto en cada rubro.
12% es el rango inferior que el Directorio del Banco Central se ha fijado como meta a alcanzar con la política monetaria en el corriente año, ahora basada en metas de inflación descendentes, hacia el rango de un dígito bajo hacia 2019, para lo cual la variable clave pasa a ser la tasa de interés de referencia, de modo que la base monetaria y los agregados monetarios aumenten o disminuyen al compás de las necesidades voluntarias de liquidez del mercado, sin que por si solos generen efectos inflacionarios o deflacionarios, como en el pasado.
12% es el rango superior que la autoridad monetaria se ha fijado como meta de inflación para el año próximo, de modo de asegurar que la estrategia para tender a la anhelada preservación del valor del peso no se constituya sólo en un objetivo de corto plazo, sino sustentable en el tiempo posterior, luego de alcanzado el objetivo de estabilización a través de una adecuación gradual, en el proceso de "normalización de la economía", luego de 12 años en que se gobernó a espaldas del mercado, porque los funcionarios no creían en los valores de la competencia interna y externa, con regulaciones propias que garanticen el cumplimiento de las normas más extendidas.
12 "es un número que admite más divisores que el sistema decimal", dijo a Infobae uno de los técnicos que se definió como nerd, un apasionado de las temáticas científico-tecnológicas, así como de la literatura de ciencia ficción o la fantasía literaria, sin descuidar la historia de los países, por eso se ocupa de que cada periodista que lo visita no se vaya con su libro actual de referencia, el comentado: 12 años de esclavitud. Además, 12 es un número bíblico, (las tribus de Israel y los Apóstoles).
Casualmente, 12 es el número que se repite en esta reflexión que comparto semanalmente con los lectores de esta columna.