No hay herramienta más contundente para luchar contra la pobreza y mejorar la calidad de vida de la población que el desarrollo económico. Desde el 2011 Argentina se encuentra estancada. Entonces el desafío es: ¿cómo volver a crecer?
La cuestión es ciertamente compleja y depende de varias cuestiones que van desde lo institucional hasta la infraestructura, pasando por el nivel de formación de nuestros trabajadores y nuestra inserción en el mundo. Más allá de la enumeración parcial, todos estos ejes están contemplados en el Plan Productivo Nacional promovido por el Gobierno de Mauricio Macri.
Pretender resolver los desajustes de la gestión anterior con recetas ortodoxas es desconocer las necesidades sociales del momento e ir en contra de los principios que se ha planteado este Gobierno en la protección de los más vulnerables.
En relación con el capital humano, la capacidad por parte de las personas de generar bienes o servicios que agreguen valor depende de su formación. Resulta necesario maximizar la cantidad de jóvenes incorporados al sistema educativo, adelantar el inicio de escolarización tal como tiene previsto el Plan Nacional de Primera Infancia y repensar los contenidos para brindar conocimientos útiles para el mundo actual garantizando la calidad educativa.
En lo referido a obra pública, según los últimos datos del Banco Central, la Argentina cierra un año con un incremento interanual de inversión extranjera directa de más del 75% respecto al año anterior, un gran avance aunque resulta insuficiente. Para avanzar es necesario poner en práctica la ley de participación público-privada (PPP). Esta nueva ley, promulgada a fines del año pasado, permite desarrollar a un bajo costo para el Estado obras de infraestructura que siguiendo el esquema tradicional de contratación tendrían un costo mucho mayor y más dificultades de financiación. Es decir, ahora se puede hacer más con menos dinero público.
Por otra parte, la actual necesidad de inversión en servicios públicos demanda soluciones creativas. Si bien tanto el sinceramiento tarifario como la correcta asignación de subsidios a quienes más lo necesitan son claves para disminuir el déficit fiscal, hay que buscar cómo lograr la sustentabilidad del sistema. Por ejemplo, una solución complementaria al incremento tarifario es facilitarles a las empresas, mediante instrumentos financieros, la obtención de los recursos necesarios para realizar las inversiones correspondientes. Otras medidas pueden ser conceder a las empresas la extensión de los plazos de las concesiones o permitirles conseguir financiamiento externo.
Debemos seguir consolidando un gobierno sustentable y eficiente. En este sentido, vale destacar los esfuerzos de los ministros Andrés Ibarra y Nicolás Dujovne. Es necesaria una reforma tributaria profunda, que destine mayor proporción de la recaudación total en favor de las provincias y mejore la eficiencia del gasto. Hay que liberar a los argentinos de la pesada carga fiscal existente.
En síntesis, el atraso en múltiples sectores que evidencia la Argentina tras la gestión kirchnerista sólo puede superarse con creatividad, decisión y coraje. Entiendo que este Gobierno tiene el diagnóstico correcto y enfrenta al desafío en sus múltiples frentes. Las medidas adoptadas durante el 2016 sientan las bases para que en este 2017 Argentina vuelva a crecer y, más importantemente, continúe creciendo en 2018.