Gobierno de la Ciudad: cambio histórico en la Villa 31

Víctor Ramos

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Desafiando todos los dichos de que el PRO gobierna sólo para los ricos, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, atenderá en despacho en la Villa 31 de Retiro.

Se trata de un cambio histórico en la concepción sobre la villa que supo liderar el padre Carlos Mugica. La misma villa que pretendió erradicar Jorge Rafael Videla, los intendentes Jorge "Topadora" Domínguez, Fernando de La Rúa y hasta el propio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, finalmente será urbanizada.

Instalar la oficina en la villa naturalmente es un símbolo práctico, pero que marca el camino del proyecto estructural que está llevando adelante la Secretaría de Integración Urbana de Diego Fernández.

La oficina de Larreta se encuentra en el pasillo que hasta hace muy pocos meses era conocido como el "pasillo de los transas". Un local, llamado "Tarzán", que fue recuperado al narcotráfico. Se trataba de un comercio multirrubro donde se ejercía la prostitución, se conseguía droga de cualquier tipo y oficiaba de aguantadero. A ese pasillo ahora los vecinos lo llaman "la calle". El periodista Federico Fahsbender relató la realidad violenta a que nos referimos.

Larreta no atenderá todos los días allí, pero aseguró que lo hará al menos dos veces por semana. No es novedad que desde hace unos meses concurre al barrio regularmente para supervisar las obras.

La situación dio un giro de 180 grados. Con estas acciones el Estado comenzó a demostrar su presencia. Los vecinos, naturalmente descreídos de cualquier palabra del funcionariado político, empezaron a tomar en serio las cosas que se dicen. La feria de comidas, el acceso al río, el traslado de la autopista, la construcción de viviendas, el cordón verde sobre la autopista…

Las autoridades aseguraron la construcción de Casa de la Cultura de Villa 31, que la gestión de Teresa Parodi y Franco Vitali de La Cámpora había abandonado; dejaron a una familia con la casa destrozada y decenas de trabajadores despedidos. Por otro lado, el Ministerio de Educación de la Ciudad se trasladará también a la Villa 31. Ya están los pliegos para su licitación, como también para las obras de agua, cloacas y electricidad.

Durante un período del Gobierno anterior, en la gestión de Jorge Coscia en la Secretaría de Cultura de la Nación, se impulsó esta misma política de integración urbana y cultural. Jorge Coscia fue pionero instalando su despacho en Villa 21 de Barracas, en la Casa de la Cultura de ese barrio. Pablo Avelluto, actual ministro de Cultura de la Nación, dijo: "Lo mejor que dejó la gestión anterior fue la Casa de la Cultura de Villa 21 en Barracas". Lamentablemente, el kirchnerismo, antes de batirse en retirada, barrió con las políticas sociales en las villas de la Ciudad de Buenos Aires. Las villas Rodrigo Bueno, Villa 20 de Lugano, Ciudad Oculta y el Playón de Chacarita tienen proyectos a desarrollar en el escritorio de Juan Ignacio Maqueira, presidente del Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC).

Sólo la Villa 21 de Barracas, la más pobre y numerosa, se encuentra fuera de los planes del Gobierno porteño. Sobre las narices de esta villa se están construyendo tres mil novecientas viviendas del Plan Procrear. Pero nadie mira a su alrededor. La distribución equitativa de estos complejos habitacionales podría poner fin a la villa para convertirla en barrio. También las demandas de los habitantes del Camino de Sirga sobre el Riachuelo se verían satisfechas. Los reclamos de los curas villeros, los padres Pepe Di Paola y Toto de Vedia, no fueron escuchados. Eduardo Chapu Agüero, referente social de Villa 21, manifestó en el periódico Mundo Villa: "Las viviendas del Plan Procrear en Barracas son la última posibilidad de urbanización para Villa 21. Ya no hay más tierra".

Naturalmente, las demandas son muchas y la ansiedad supera los tiempos. Pero Rodríguez Larreta y Diego Fernández tienen asegurado el éxito de su gestión en la Villa 31, ya que nunca antes en la historia argentina se hizo algo al respecto. El barrio está revolucionado y no es para menos.

 

El autor es presidente de SOS Discriminación Internacional, fundador del INADI.

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