Delirante, gesticulando piruetas con las manos, con evidentes problemas mentales, un hombre joven se acercó una vez a mi confesionario sólo para decirme una cosa: "en mi familia son todos ateos: creen que creen, pero no creen". Y ahí nomás, dio media vuelta y se fue, sin esperar respuesta o reacción alguna de mi parte. Pero reaccioné, claro. ¿Qué es creer? ¿En qué creo? ¿Qué es Dios? Me pregunté. Me pregunto.
Desde que hay pensamiento, no basta el instinto ni el puro sentimiento para experimentarnos plenos. Necesitamos saber, o al menos un cierto saber. Desde que hay pensamiento, el ser humano se pregunta "qué es" el hombre, el mundo y el absoluto. La pregunta sobre sobre el ser (ese "qué es") es la pregunta primordial.
No pretende esta columna dar respuestas, sino tratar de acercarse a las cuestiones más verdaderas. Un elogio de la pregunta más que de la respuesta.
Dios no es la respuesta a la vida sino la pregunta que la abre, la cuestiona y la “ensancha”
Por comodidad, por astucia o por miedo, solemos privilegiar la respuesta acerca de Dios por sobre la pregunta. Pero lo esencial es siempre la pregunta. La pregunta sobre Dios abre. La respuesta cierra.
Ningún esquema, ninguna respuesta es totalidad; el problema de Dios viene a recordarlo y por eso rompe todo esquema. Todo lo que conocemos de Dios es simplemente lo que logramos captar de lo que por definición es inabarcable. Dios no es la respuesta a la vida sino la pregunta que la abre, la cuestiona y la "ensancha". Cuando hacemos de Dios un sistema de seguridades convertimos en punto de llegada lo que está llamado a ser como un trampolín que impulse a nuevos horizontes.
¿Qué es Dios?, pregunté hace unos días a tres tipos geniales. Sus respuestas me ayudaron a seguir pensando. Uno de ellos me dijo que Dios es "la solución que encontró el hombre a los límites del lenguaje; siento que el que no cree es porque no le pesan las preguntas esenciales del hombre". Otro me dijo que Dios es "una exigencia moral que se consuma en el encuentro con el otro". En ambos casos la idea de Dios está ubicada predominantemente en la respuesta: es una especie de solución a algún tipo de conflicto. Es el camino por cual Dios se va agotando, porque la duda surge en la medida que se agota aquello que en algún momento captamos sobre Dios y nos sirvió para determinados planteos vitales pero, ante nuevas situaciones y nuevas preguntas de la vida, estas preguntas cuestionan a ese Dios que captamos hasta entonces.
La metáfora abre a un plano diferente. "Dios es un carácter tenue que nos visita cada día", me dijo el tercero. Ese "cada día" dice relación con lo siempre-naciente, un modo de expresar lo que es totalmente novedad y libertad. Como lo es también la vida. Dios es la pregunta.
Creer en Dios es aceptar el vértigo de asumir como real un concepto inabarcable y siempre abierto. Es aceptar que siempre será infinitamente más lo que no se puede saber sobre Dios que lo que se sepa o intuya.
Creer en Dios es permanecer abiertos al misterio de la existencia que no se resuelve en la materialidad de lo sensible ni en la sola superficie de la historia.
Creer en Dios es perseverar en la pregunta más allá de la respuesta.
Preguntarse qué es Dios también es un modo de creer
Pero aquí es cuando llega la fe, que viene a hacernos capaces de entrar en diálogo, en vinculo de intimidad con ese inaccesible que a la vez es la realidad más íntima del corazón humano.
Quizás para pensar la pregunta sobre Dios sea necesario tratar de descubrir dónde lo encontramos. Un amigo intelectual y poeta me decía que él ve a Dios "en los trapos, en la fruta, en el amor de quien cocina algo para comer solo, en la camaradería entre anónimos, en la solidaridad sin testigos, en las cosas gratuitas como sonreír a una anciana…"
¿Qué es Dios? Quizás sea la más inútil de las preguntas. Pero quizás sea la primordial. En todo caso es una nueva oportunidad para animarse a cuestionar los límites de las propias seguridades y abrirnos a esa realidad trascendente y misteriosa que tiene fuerza para transformar la vida.
Preguntarse qué es Dios también es un modo de creer.
@paterfabian
Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires, párroco de María Reina de Villa Urquiza