Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene vigilancia continua para avisar a la ciudadanía sobre cualquier variación en las medidas de protección ante una posible situación crítica.
Este 4 de noviembre el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que expone la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.
Volcán de Fuego
Actividad: se registran de 5 a 8 explosiones débiles y moderadas por hora, con columnas de gas y ceniza que se elevan hasta los 4800 msnm (15748 pies) y se dispersan de 10 a 30 km en dirección oeste y suroeste. Las explosiones se acompañan de ondas de retumbos, avalanchas que descienden por distintos flancos del volcán y sonidos similares a turbina de avión de hasta 1 minuto de duración, asociados a explosiones que generan desgasificación de forma contínua. Así mismo durante la noche y madrugada se observan pulsos incandescentes que alcanzan de 100 a 150 metros de altura sobre el cráter. Se espera caída de ceniza fina en poblados al oeste y suroeste del volcán, tales como Panimaché I, La Rochela, Morelia, Osuna, Yepocapa. En cuanto a la actividad explosiva, seguir las recomendaciones descritas en el boletín especial BEFGO-003-2024
Volcán de Pacaya
Actividad: la nubosidad cubre el edificio volcánico, por lo que no es posible realizar observaciones directas al cráter Mackenney. Sin embargo las estaciones sísmicas permiten identificar eventos de desgasificación débiles y de corta duración. Durante la noche y madrugada no se observó ningún reflejo incandescente, sin reportes de sonidos o explosiones. La actividad volcánica en niveles bajos. No se descarta la ocurrencia de períodos de desgasificación prolongados o columnas de desgasificación con abundante ceniza.
Volcán de Santiaguito
Actividad: sobre el domo Caliente se observa desgasificación débil con pulsos de incremento que forman una columna de gas de hasta 400 metros de altura. Se registran también explosiones débiles a moderadas que provocan incandescencia, columna de gas y ceniza con altura de hasta 3500 msnm (10498 pies) y avalanchas en dirección sureste, suroeste y oeste. Dicha actividad produce ceniza que puede dispersarse de 10 a 30 km hacia el suroeste y sur. Se espera caída de ceniza en fincas cercanas y en comunidades al suroeste del volcán, tales como San Marcos Palajunoj. Es posible que se produzcan avalanchas fuertes y sonidos audibles a varios kilómetros del edificio volcánico. No se descarta la ocurrencia de flujos de bloques y ceniza de características moderadas a fuertes, como también posibles flujos piroclásticos de largo alcance en diferentes direcciones, por lo tanto seguir las recomendaciones del boletín especial BESAN-004-2024.
Guatemala y el dilema de sus volcanes
Debido a su localización en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren la mayor de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las áreas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
A pesar de que en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) valida únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, en el presente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de observación de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
El volcán más peligroso de Guatemala
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor importancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos arruinaron parte de la vegetación de los alrededores y escondió parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 no localizadas y 600 heridos; así como dos millones de ciudadanos perjudicados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en asentamientos de 45 kilómetros a la redonda.