Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene supervisión continua para avisar a la ciudadanía sobre cualquier modificación en las medidas de seguridad ante una posible crisis.
Este domingo 3 el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que reporta la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.
Volcán de Fuego
Actividad: El observatorio del Volcán de Fuego reporta que se generan entre 4 a 10 explosiones de características débiles y moderadas por hora las cuales elevan columnas de gases con una tonalidad grisácea de 4300 a 4700 msnm (14,1081 a 15,420 pies), estas se desplazan hacia el suroeste y oeste debido a la acción del viento a distancias de 10 a 30 km. Estas explosiones están acompañadas por retumbos débiles. Se reportan pulsos incandescentes a una distancia de 200 a 350 metros sobre el nivel del cráter. Se han visualizado avalanchas de características débiles que llegan hasta la orilla de la vegetación. Debido a la dirección del viento, se espera caída débil de ceniza fina sobre Panimaché I e II, Morelia, Los Yucales, Finca Palo Verde, Sangre de Cristo y sus alrededores. Por la tarde y noche, las lluvias podrían provocar el descenso de lahares en diferentes barrancas del volcán.
Volcán de Pacaya
Actividad: El Observatorio del Volcán de Pacaya reporta condiciones atmosféricas favorables para la visualización del cráter Mackenney. Por esta razón es posible observar actividad relacionada a desgasificaciones. No se ha observado incandescencia, ni se han escuchado explosiones o retumbos.
Volcán de Santiaguito
Actividad: El observatorio del Complejo Volcánico Santa María-Santiaguito reporta condiciones atmosféricas favorables para la visualización del Domo Caliente. Se han registrado entre 3 y 5 explosiones moderadas que elevan columnas de gases con una tonalidad grisácea y ceniza con alturas entre 700 a 900 metros sobre el domo, las cuales se desplazan hacia el suroeste y oeste por la dirección del viento. Estas explosiones están acompañadas por sonidos de desgasificación débiles, similares a los de una turbina de avión. Se han logrado observar incandescencias sobre el cráter además de flujos de lava los cuales descienden por los flancos sur y oeste del edificio volcánico. Debido a la dirección del viento se espera caída débil de ceniza sobre comunidades como Loma Linda, San Marcos Palajunoj y sus alrededores. Durante la tarde y la noche, las lluvias podrían provocar el descenso de lahares en los cauces que descienden del Domo Caliente. La actividad se mantiene en un nivel elevado, por lo que existe la posibilidad de que, debido a las explosiones o por efecto de la gravedad, parte del material acumulado colapse y genere flujos piroclásticos de largo alcance hacia el suroeste, sur y sureste.
Guatemala y el dilema de sus volcanes
Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las regiones con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
Aunque en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) acepta únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son denominados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, hoy en día son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de vigilancia de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
El volcán más peligroso de Guatemala
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de América Central y uno de los que tiene mayor trascendencia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos destruyeron parte de la vegetación de los alrededores y escondió parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 lesionados; así como dos millones de residentes afectados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en comunidades de 45 kilómetros a la redonda.