LUNA es el token nativo de terra, una blockchain fundada en el año 2018 que lanzó su mainnet en abril de 2019 a través de la plataforma Cosmos SDK, que se centra en la creación de las llamadas stablecoins.
En este panorama se tiene que LUNA actúa como una garantía para el resto de las monedas digitales a las que recurre terra, como el USD, para que después se puedan convertir nuevamente en LUNA, lo que la hace diferente a otras stablecoins.
Para poder “anclar” una stablecoin de Terra, el minero o creador de la criptomoneda debe convertirla a un valor fiat, es decir, una stablecoin en euros sería convertible a LUNA por el valor de un euro; lo mismo ocurriría con otro tipo de divisas como un dólar, un peso argentino, un won, un yen, entre otros, garantizando así su “estabilidad” manteniéndolo a una tasa fija.
Valor de la criptomoneda terra
La cotización de terra para este día a las 11:00 horas (UTC) es de 0.338082 dólares, lo que significa que la criptomoneda tuvo un cambio de -5.51% en las últimas 24 horas.
Por otro lado, registró un cambio de 0.38% con respecto a su valor hace una hora. En cuanto a su popularidad, se ubica en la posición #188.
El mundo de las monedas virtuales
Las criptomonedas están dejando de ser elementos extraños y han comenzado a meterse en el lenguaje del día a día, despertando el interés de aquellos a quienes les preocupan las finanzas o hasta llegar al grado de ser legalizadas en algunas regiones del mundo.
Como su nombre lo dice, las divisas digitales utilizan métodos criptográficos o de cifrado para realizar transacciones en un sistema desregulado y, la mayoría de ellas, por medio de cadenas de bloques (blockchain), lo que lo aleja de los modelos tradicionales en donde los bancos funcionan como intermediarios.
Su innovación ha ocasionado que muchas personas estén interesadas en invertir en las monedas digitales, pues su valor ha crecido considerablemente en los últimos años siendo bitcoin, ethereum y dogecoin las más populares y las que mayor capitalización cuentan en el mercado.
Cada una de estas unidades son fundadas a través de un proceso llamado “minado” y los usuarios las pueden adquirir a través de distintos agentes o bolsas de criptomonedas, para luego almacenarlas en “monederos criptográficos” o hacer diversas transacciones con ellas por medio de claves únicas.
Pese a que fue en el 2009 cuando el bitcoin entró al mercado como la primera criptodivisa en el mundo, lo cierto es que éstas apenas están experimentando un auge en el ámbito financiero, por lo que se espera que su uso vaya en aumento en un futuro no tan lejano.
Entre riesgos
Las criptomonedas tienen distintas características que las hacen únicas: el no estar reguladas por ninguna institución; no requerir de intermediarios en las transacciones; y casi siempre usar bloques contables (blockchain) para evitar que se creen nuevas criptomonedas de forma ilegal o las transacciones ya hechas sean alteradas.
Sin embargo, al no tener reguladores como un banco central o entidades similares se les señala de no ser confiables, de ser volátiles, propiciar fraudes, no tener un marco legal que respalde a sus usuarios, permitir la operación de actividades ilegales, entre otras más.
Aunque podría ser una paradoja, a su vez las criptomonedas garantizan seguridad a sus mineros en cuanto a la red en la que se sitúa (entramado) y que implica un manejo de códigos; el hackear esta seguridad es posible pero difícil , pues quien lo llegara a intentar tendría que contar con una potencia computacional superior incluso a la que tiene el propio Google.
Quien invierte en este tipo de activos digitales debe tener muy claro que esta forma trae consigo un elevado riesgo al capital, pues, así como puede haber un incremento, también puede tener inesperadamente un desplome y acabar con los ahorros de sus usuarios.
Para almacenarlas, los usuarios deben contar con un monedero digital o wallet, que en realidad es un software a través del cual es posible guardar, enviar y hacer transacciones de las criptomonedas. En realidad, este tipo de monederos sólo guarda las claves que marcan la propiedad y el derecho de una persona sobre cierta criptomoneda, por lo que estos códigos son los que en realidad se deben proteger.