LUNA, el token digital nativo de la blockchain terra, fue creada en enero de 2018 y rápidamente ha llegado a ser una de las altcoins más populares, especialmente entre los argentinos, quienes han tenido que buscar opciones ante el vaivén financiero que enfrenta su país desde hace varias décadas.
Para entender a LUNA es necesario hablar de terra, la red de blockchain establecida a través del software Cosmos SDK y que tiene como singularidad la creación de las llamadas stablecoins que, como su nombre lo indica, son criptomonedas que buscan la estabilidad a través de un vínculo con divisas legales, commodities, entre otros, que “borran” la volatilidad que caracteriza a los activos digitales.
Terra pretende eliminar los escenarios en donde una moneda virtual pueda enfrentar movimientos bruscos en un abrir y cerrar de ojos, como sucede con el bitcoin, para lograr una adopción masiva y que esta moneda pueda ser usada en transacciones e instituciones descentralizadas.
En este panorama, terra busca que los usuarios de LUNA puedan realizar compras con sus monederos electrónicos y quienes reciban los pagos puedan tener un cambio automático a otra moneda, como el dólar o el peso con tarifas menores al uno por ciento.
Costo de la criptomoneda terra
La cotización de terra para este día a las 11:00 horas (UTC) es de 0.423037 dólares, lo que significa que la criptomoneda sufrió un cambio de 3.43% en el último día.
Por otro lado, registró un cambio de 0.01% con respecto a su valor hace una hora. En cuanto a su popularidad, se ubica en la posición #160.
Cómo opera una moneda virtual
Una moneda virtual es un medio digital de intercambio que no existe físicamente y que usa un cifrado criptográfico para asegurar la integridad en sus operaciones, al tiempo que mantiene un control en la creación de sus nuevas unidades.
El bitcoin fue el primero en ser lanzado al mercado y luego le siguieron otras que igualmente han tenido gran relevancia como litecoin, ethereum, IOTA, tether, cash, ripple, decentraland, incluso unas surgidas de memes como dogecoin.
Las criptomonedas tienen distintas características que las hacen únicas: el no estar reguladas por ninguna institución; no requerir de terceros en las transacciones; y casi siempre usar bloques contables (blockchain) para evitar que se creen nuevas criptomonedas de forma ilegal o las transacciones ya hechas sean alteradas.
Sin embargo, al no tener reguladores como un banco central o entidades similares se les señala de no ser confiables, de ser volátiles, propiciar fraudes, no tener un marco legal que respalde a sus usuarios, permitir la operación de actividades ilegales, entre otras más.
Aunque podría ser una paradoja, a su vez las criptomonedas garantizan seguridad a sus mineros en cuanto a la red en la que se sitúa (entramado) y que implica un manejo de códigos; el romper esta seguridad es posible pero difícil, pues quien lo llegara a intentar tendría que contar con una potencia computacional superior incluso a la que tiene el propio Google.
Cómo adquirirlas
Para comprarlas e intercambiarlas se puede a través de portales especializados. Su valor varía en función de la oferta, de la demanda y del compromiso de los mineros, por lo que puede cambiar más rápido que el dinero tradicional, pero mientras más gente esté interesada y quiera comprar determinada divisa, mayor será su precio.
No obstante, quien invierte en este tipo de monedas digitales debe tener muy claro que esta forma trae consigo un elevado riesgo al capital, pues, así como puede haber un incremento, también puede tener inesperadamente un desplome y acabar con los ahorros de sus usuarios.
Para almacenarlas, los usuarios deben contar con un monedero digital o wallet, que en realidad es un software a través del cual es posible guardar, enviar y hacer transacciones de las criptomonedas. En realidad, este tipo de monederos únicamente guarda las claves que marcan la propiedad y el derecho de una persona sobre cierta criptomoneda, por lo que estos códigos son los que en realidad se deben proteger.