El paso del Papa por Indonesia

Francisco visitó la majestuosa catedral, un símbolo de diálogo interreligioso, y destacó la importancia de la compasión y fraternidad para la cohesión social

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El Papa Francisco interactúa con
El Papa Francisco interactúa con los jóvenes de Scholas Occurrentes en el Centro Juvenil Graha Pemuda en Yakarta, Indonesia. 4 de septiembre de 2024. Tatan Syuflana/Pool vía REUTERS

Indonesia es un país situado entre el Sudeste asiático y Oceanía. Su territorio lo compone un archipiélago de alrededor de 17.500 islas a ambos lados del Ecuador, con una superficie de más de 1.900.000 km². La población de Indonesia es de más de 237 millones en unas 6.000 islas. Esto convierte a Indonesia en el cuarto país más poblado del mundo. Comparte fronteras terrestres con Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Malasia. La ubicación de Indonesia en los bordes de las placas tectónicas del Pacífico, la Euroasiática y la Indoaustraliana la convierte en un lugar con numerosos volcanes y con terremotos frecuentes; tiene al menos 150 volcanes activos, incluyendo el Krakatoa y el Tambora. Ambos son muy famosos debido a sus erupciones devastadoras en el siglo XIX.

El Papa Francisco ha seguido su visita oficial en Yakarta con un evento significativo en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los principales lugares de culto católico en la capital indonesia. Este histórico edificio, situado en el centro de la ciudad, cerca de la plaza Merdeka y frente a la mezquita Istiqlal, es un símbolo importante del diálogo interreligioso y la coexistencia pacífica en un país predominantemente musulmán.

A su llegada a la catedral, el Papa fue recibido por el cardenal arzobispo de Yakarta, el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonius Subianto Bunjami, y el párroco local. En un gesto de bienvenida, le entregaron la cruz y el agua bendita, mientras dos niños le ofrecían flores. Después de haber llegado al altar mientras se escuchaban los cantos de los fieles, el encuentro en la catedral ha iniciado con la bienvenida de monseñor Bunjami, seguido de cuatro testimonios de un sacerdote, una monja y dos catequistas de Indonesia. Uno de estos últimos expresó al Papa que se parecía al santo por el que adoptó su nombre en el pontificado, san Francisco. El Pontífice respondió espontáneamente: “¡Ojalá pareciera a san Francisco!” y agregó a la catequista improvisadamente: “¡Los catequistas son la fuerza de la Iglesia!”.

La caridad no es ser comunista

En su discurso en la catedral, el Papa Francisco recordó el lema de su visita apostólica, Fe, fraternidad, compasión, relacionándolo profundamente con la realidad del pueblo indonesio y la misión de la Iglesia en el país. El Papa comenzó su reflexión destacando la importancia de la fe en un país tan vasto y rico en recursos naturales como Indonesia.

Francisco subrayó que, si bien estos recursos podrían generar orgullo y presunción, es esencial que los fieles los reconozcan como dones de Dios, lo que inspira un sentimiento de gratitud y responsabilidad. Según él, “no hay un centímetro del maravilloso territorio indonesio que no sea don suyo”. De este modo, llamó a los indonesios a mirar la creación con humildad, reconociendo su pequeñez frente a la grandeza de Dios, y a mantener una relación respetuosa y solidaria con la naturaleza y con los demás.

Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por Naciones Unidas para medir el progreso de un país y de sus habitantes, Indonesia es un país aún en vías de desarrollo. Uno de los factores donde más se acusa este desequilibrio es en la contaminación a la que se exponen sus habitantes.

En este sentido, Indonesia lleva años incinerando la basura plástica de países occidentales como Australia, Canadá, Irlanda, Italia, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos. Esta práctica se ha intensificado desde que China prohibió la importación de residuos en 2017 y está generando consecuencias desastrosas sobre la cadena alimentaria.

A pesar de que en 2018 Indonesia recibió 283.000 toneladas de residuos plásticos de otros países, en realidad el país asiático carece de la infraestructura necesaria para llevar a cabo el reciclaje de tal cantidad de plástico. De hecho, Indonesia no cuenta ni siquiera con un sistema de recolección de basura adecuado, por lo que en muchos casos se procede a la incineración de restos plásticos. La población de Indonesia sufre graves consecuencias derivadas de esta práctica. Algunas de estas pueden observarse en los huevos de la producción avícola del país. Examinar estos huevos es una forma efectiva de verificar la presencia de los llamados Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) en la cadena alimentaria. Tras realizar análisis de estos productos, se observaron niveles de toxicidad 70 veces superiores a los permitidos en la Unión Europea. Ante esta situación, el gobierno de Indonesia ha decidido tomar medidas y restringir la importación de residuos plásticos.

En relación a la fraternidad, el Papa recordó que la verdadera fraternidad implica la aceptación y el respeto de la diversidad. Utilizó la metáfora de dos gotas de agua, que aunque similares, nunca son idénticas, para ilustrar la idea de que cada individuo es único. “No hay dos hermanos completamente idénticos”, afirmó Francisco, instando a los fieles a vivir en fraternidad, respetando las diferencias y promoviendo la unidad. Destacó además la importancia de que la Iglesia en Indonesia siga siendo abierta y acogedora, construyendo «puentes del corazón» en una sociedad diversa para poder llevar el anuncio del Evangelio al mayor número de personas.

Finalmente, el Papa reflexionó sobre la compasión, advirtiendo que esta no debe ser vista como una debilidad, sino como una fuerza que impulsa a la caridad verdadera. La compasión por los más necesitados y pobres, dijo, es “hacerse cercanos unos a otros”, no desde una posición de superioridad, sino desde la empatía y la solidaridad: “Y esto no es ser comunista, es caridad, amor”, añadió. El Papa concluyó su reflexión recordando a los presentes que al igual que María, están llamados a sostener y guiar a la comunidad con fe, fraternidad y compasión, ayudando a construir una Iglesia y una sociedad más inclusiva y solidaria.

Posteriormente, se dirigirá a pie a la Casa de la Juventud Grha Pemuda, que albergó el primer Congreso de la Juventud de Indonesia en 1928, y donde el Papa tuvo un encuentro con los jóvenes de Scholas Ocurrentes, red educativa global fundada por el Pontífice en 2013 y que presiden dos argentinos: Enrique Palmeiro y José María del Corral. Esta tiene la misión de promover el diálogo intercultural a través de la educación, con un enfoque en el desarrollo integral de los jóvenes. El Papa se acercó a la Casa de la Juventud para conocer el “proyecto poliedro Hati” una “escultura que simboliza el corazón de Indonesia, reflejando la rica diversidad cultural del país”, explicó la organización.

La obra de arte, que representa el lema nacional de Indonesia, "Bhinneka Tunggal Ika" (Unidad en la Diversidad), involucró a un total de 1.500 participantes.

Durante todos estos actos, se agolparon miles de personas - tanto católicos como musulmanes - para ver al Papa. Francisco saludó a muchos de ellos recorriendo el camino hacia el auto en silla de ruedas.

Francisco también respondió a testimonios y preguntas de jóvenes, destacando que "si todas las cosas fueran iguales, sería un aburrimiento" y que "con las diferencias se puede hacer la guerra y se puede hacer el diálogo. Pero que hay que elegir siempre el camino: ¿qué hago, hago la guerra o hago el diálogo?".

“El deseo de tenerlo todo, esto hace la guerra, y el no tener voluntad de caminar juntos”, añadió. “¿Qué debemos elegir, nos disparamos mutuamente o es mejor tener la política de la mano tendida, ir adelante, discutiendo pero juntos?”, preguntó.

“No es malo, por ejemplo, discutir, incluso cambiar las ideas, pero discutir como amigos. La guerra es siempre una derrota, en cambio, discutir entre amigos es algo bueno. Nos hace crecer”, añadió.

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