Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.
Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.
Estos son los santos y mártires a los que se les celebra este viernes 31 de mayo, son los siguientes:
Santa Petronila de Roma
Cada 31 de mayo se celebra la vida de Santa Petronila una mujer que su mayor deseo era padecer por Jesús y en la antigüedad se decía que era hija de San Pedro, sin embargo, este último dato era más una leyenda que un hecho verdadero.
Es una de las santas más antiguas que hay de catacumbas, su tumba se encontraba en Domitila. La fecha exacta de su vida no se conoce, se prevé que vivió entre el siglo II y el IV. Sus huesos fueron trasladados a la Basílica de San Pedro, en Roma, en donde tiene su propio altar que permanece hasta hoy.
De acuerdo con Alban Butler, autor de la “Vida de los santos”, Santa Petronila es celebrada en ambientes rurales al norte de Europa y Francia por su relación con el término de la cosecha, la temporada de lluvias y el inicio de la época estival. Santa Petronila es patrona de Roma, de los peregrinos y los viajeros.
Generalmente se le invoca contra la fiebre y la melancolía. Algunos devotos consideran que es es “santa para la depresión”, pues en la mayor parte de su vida sufrió por problemas de salud.
Así como Santa Petronila hay otras figuras eclesiásticas que se celebran en este día:
La visitación de la Virgen María
San Hermias
Santos Cancio, Canciano y Cancianila
San Silvio, obispo
Beato Jacobo Salomoni
Beata Bautista Varano
Beatos Roberto Thorpe y Tomás Watkinson
Beato Nicolás Barré
Beato Félix (Jacobo) Amoroso
Beato MAriano (Domingo) Di Nicolantonio de Roccacasale
San Noé Mawaggali
La canonización
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.