En un mundo regido por la inmediatez parecería que la ortografía ha dejado de tener importancia, sin embargo, el escribir textos con coherencia y sin erratas siempre será benéfico en todos los ámbitos.
En lo laboral, el escribir de forma correcta deja ver a los demás las habilidades y conocimientos que una persona posee; además, ayuda a construir una imagen óptima a través de la cual puedes parecer más serio y confiable. El tener errores de ortografía y sintaxis pueden, por el contrario, dar un pensamiento negativo que te haría parecer descuidado o poco preparado.
Por otro lado, el tener la capacidad de hacer un texto bien redactado habla también de la personalidad, al mostrar interés por siempre construir un buen puente de comunicación con los interlocutores.
Aunque escribir bien no es una tarea sencilla, requiere de mucha práctica y de conocer las estructuras de la lengua, por lo que leer puede ser un gran apoyo para la riqueza del léxico.
En este sentido, la Real Academia Española (RAE) se ha convertido en la institución más relevante para la regularización lingüística, a través de la promulgación de normas para fomentar la unidad idiomática del mundo hispanohablante.
La Fundación del Español Urgente (Fundéu), una institución sin ánimo de lucro que tiene como objetivo el impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación, se ha aliado con la RAE y emite en su página web y de manera constante diversos tips para que los ciudadanos puedan resolver sus dudas sobre cómo se escribe correctamente cierta palabra, cómo se usa una expresión o tips de temáticas varias.
Usos y ejemplos
El verbo redimir no equivale a canjear ni a cambiar , por lo que no es adecuado hablar de redimir los puntos o los cupones de una promoción.
En los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como «¿En qué se puede gastar lo ahorrado, cuánto vale cada punto y dónde redimirlos?», «Las estadías largas le dan cierto número de puntos que podrán redimirse en paquetes turísticos» o «¿Cómo puedo redimir en bonos los puntos de mi empresa?».
El Diccionario de la lengua española incluye dos acepciones de redimir que suponen intercambio de bienes: ‘comprar de nuevo algo que se había vendido, poseído o tenido por alguna razón o título’ y ‘dejar libre algo hipotecado, empeñado o sujeto a otro gravamen’; pero ambas implican la recuperación de algo que se poseía , lo que no sucede con los puntos, millas, cupones u otras unidades promocionales, que alguien canjea por productos o servicios que nunca fueron de su propiedad.
Es probable que este uso inapropiado de redimir provenga de una mala traducción del verbo inglés to redeem , que sí incluye una acepción de ‘canjear o cambiar’. Se recuerda, además, que la preposición que se emplea en español es por ( canjear algo por algo o cambiar algo por algo ) y no en .
Por lo tanto, en los ejemplos antes citados habría sido recomendable haber escrito «¿En qué se puede gastar lo ahorrado, cuánto vale cada punto y dónde canjearlos?», «Las estadías largas le dan cierto número de puntos que podrán canjearse por paquetes turísticos» y «¿Cómo puedo cambiar por bonos los puntos de mi empresa?».
¿Cuál es la función de la RAE?
Fundada en Madrid en 1713 por iniciativa del octavo marqués de Villena, Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, la RAE es la institución que busca preservar el buen uso y la unidad de una lengua en permanente evolución y expansión.
Sus más recientes estatutos (actualizados en 1993), establecen que la función principal de la Real Academia es “velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad”.
Este compromiso se ha plasmado en la denominada política lingüística panhispánica, compartida con las otras 22 corporaciones que forman parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), creada en México en 1951.
Actualmente, la institución está constituida por 46 académicos, entre ellos el director y los demás cargos de la Junta de Gobierno, elegidos para mandatos temporales.
Una de las críticas que se le han hecho a la RAE es su negativa a reconocer palabras o expresiones que han surgido entre las generaciones más jóvenes, sobre todo a raíz de la aparición de las redes sociales. Una de las polémicas más recientes es el reconocimiento del lenguaje inclusivo.
Sin embargo, en el 2020 optó por lanzar el Observatorio de Palabras, un repositorio digital que ofrece información sobre palabras o acepciones de palabras y expresiones que no aparecen en el Diccionario de la Lengua Española (DLE), pero que han generado dudas en cuanto a su uso, tales como neologismos, extranjerismos, tecnicismos, regionalismos, entre otros.
La información contenida en el Observatorio es provisional al no estar contemplada en las obras académicas, por lo que puede verse modificada y cambiar con el paso del tiempo, pero ello no implica que se acepte su uso.