Foto del día: el gran Mictlán se hace presente en la vida después de la muerte

En las culturas mesoamericanas había una cosmovisión sobre el lugar a dónde van las almas cuando dejan este plano terrenal

En el pensamiento mesoamericano existía una concepción cíclica y dualista del universo. (INAH)

La fotografía es una herramienta poderosa para explorar el mundo que nos rodea. Al capturar estructuras arquitectónicas, animales, paisajes o personas, podemos apreciar la belleza y el sentido estético en un instante congelado en el tiempo.

Incluso en medio de la monotonía, una imagen de un rincón de México puede ser entretenida y nos facilita aprender algo nuevo que podríamos compartir en reuniones.

La imagen del día, proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), nos invita a reflexionar sobre la creatividad humana y la belleza que se encuentra en nuestro país. Sin más dilación, aquí está la imagen del día.

El culto a los muertos en la época prehispánica y el viaje al Mictlán

En esta representación visual, se explora el Mictlán, el inframundo de la mitología mexica, con sus paisajes, dioses y simbolismo cultural. Una vista única al reino de los muertos. (Imagen ilustrativa Infobae)

Para las culturas mesoamericanas el culto a los muertos era parte fundamental de sus creencias religiosas y cosmovisión. Aunque las prácticas y rituales variaban de acuerdo con la región y cultura, existían elementos y conceptos en común, como la creencia en la vida después de la muerte.

Para los antiguos nahuas, según el tipo de muerte, el teyolía (ánima o esencia) podía ir a 4 lugares: el Ichan Tonatiuh Ilhuícatl, lugar destinado a los muertos en combate, sacrificio, mujeres muertas durante su primer parto y comerciantes fallecidos en expediciones mercantiles; al Tlalocan iban aquellos que habían muerto a causa de un rayo o en situaciones y enfermedades relacionadas con el agua; los infantes fallecidos durante la lactancia iban al Chichihualcuauhco (árbol nodriza); sin embargo, la mayoría de los muertos tenían como destino el Mictlán.

Luego de morir, tenían que pasar 4 años para que el teyolía pudiera salir en su viaje al inframundo, o Mictlán, asemejando a Tonatiuh, el Sol, que cada día bajaba a este plano. El Mictlán se integraba por 9 niveles, en los cuales los muertos debían sortear diferentes obstáculos y adversidades para llegar al Chiucnauhmictlan, el último de los niveles, que estaba gobernado por Miclantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora del Inframundo respectivamente. Estas deidades presidian festividades en las que se ofrendan comida, flores y bailes en honor a ellas y a los antepasados, las cuales forman parte de las raíces prehispánicas del actual Día de Muertos.

La creencia del Mictlán puede basarse en la leyenda del viaje de Quetzalcóatl al inframundo, ayudado por su nahual o doble Xólotl, dios del atardecer. (INAH)

Una mirada a la riqueza de México a través de sus imágenes

México es un territorio lleno de bienes culturales y paisajes diversos. Desde los tiempos prehispánicos hasta la actualidad, su territorio, que es el décimo cuarto más vasto del mundo y cuenta con un patrimonio variado en todo su territorio.

Desiertos, playas y selvas, son algunos de los variados ecosistemas de México, que junto a las ciudades, posibilitan que cada fotografía del día sea diferente a la anterior, sin dejar de lado su factor didáctico.

De acuerdo con el Gobierno federal, existen 189 sitios arqueológicos. Entre los más característicos se encuentran Teotihuacán, Tajín, Palenque, Tulúm y Chichen Itzá, ésta última considerada como una de las 7 maravillas del mundo desde el 2007 y patrimonio de la humanidad, declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1988.

Entre otros espacios inscritos como patrimonio de la humanidad, hay seis naturales, así como la antigua ciudad maya Calakmul, localizada en el estado de Campeche. A lo largo de los 31 estados hay 2 mil monumentos históricos, mil 321 museos, mil 976 centros culturales y 111 pueblos mágicos.

En las imágenes elegidas por el INAH se contemplan desde piezas prehispánicas, paisajes, murales, ruinas, naturaleza, hasta rincones de las diversas ciudades que traspasan de norte a sur.