En el mundo de la gastronomía pocas historias son tan antiguas e interesantes como la de las famosas galletas María. Desde sus orígenes en Inglaterra hasta convertirse en un elemento icónico de la cultura culinaria mexicana, estas galletas han recorrido un camino fascinante a lo largo de los siglos y a través de muchas naciones.
Esta peculiar galleta redonda y de sabor tenue a leche con azúcar ha marcado el mundo de la repostería y contrario a la creencia popular, esta receta tiene por lo menos 149 años de existencia. Pese a que fue creada en Inglaterra, su éxito llegó a otros países como España, Portugal y México tras el sincretismo cultural que ha marcado a estas naciones.
Un bocado imperial
La historia de las galletas María tiene sus raíces en el siglo XIX, en la opulenta corte inglesa. Vieron la luz por primera vez en 1874, en la ciudad de Londres, gracias a la destreza de la panadería Peek Freans, donde tuvieron el honor de crearlas.
Estas deliciosas galletas fueron concebidas con un propósito especial: servir como aperitivo durante la celebración nupcial de la Gran Duquesa Maria Alexandrovna de Rusia con el Duque de Edimburgo, el príncipe Alfredo de Sajonia-Coburgo-Gotha, en una unión de casas reales que buscaba fortalecer a las monarquías europeas.
María fue la única hija sobreviviente del primer matrimonio del zar Alejandro II de Rusia con la emperatriz María de Hesse y el Rin, mientras que Alfredo fue hijo fruto del matrimonio entre la Reina Victoria del Reino Unido y el príncipe consorte Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, en este sentido, la boda entre María y Alfredo representó un evento de gran importancia política y económica para todas las familias reales del continente.
El dulce camino a México
Aunque no hay una única versión que relate la forma en la que esta receta se extendió por el mundo y cómo llegó a México, existe la versión de que el destino de estas galletas dio un giro inesperado cuando a principios del siglo XX estalló la Revolución Rusa. Muchos aristócratas se vieron obligados a abandonar su patria, llevando consigo sus tesoros y recuerdos más preciados. Entre estos tesoros se encontraban las galletas María.
Uno de estos destinos de refugio fue el territorio mexicano, donde esta receta encontró un nuevo hogar y un nuevo público ávido de sabores exquisitos. A medida que los inmigrantes rusos se establecieron en el país, estos trajeron consigo sus tradiciones culinarias, incluidas las famosas galletas. Estas comenzaron a ganar popularidad en los hogares mexicanos, donde rápidamente se convirtieron en un elemento esencial en las mesas de postres y en las cocinas de todo el país.
La transformación en un clásico mexicano
A lo largo de los años, esta receta se incorporó en una variedad de postres y se convirtió en un ingrediente esencial en postres tradicionales como el “pastel de tres leches” y el “pay de limón”. Su sabor sutil y su textura les permite absorber los sabores de los ingredientes como el chocolate y la cajeta, lo que las convirtió en una opción versátil para los cocineros creativos.
Con el tiempo, no solo se convirtieron en un elemento básico de la repostería, sino también en un ícono de la cultura popular. Su presencia en las reuniones familiares las convirtió en un símbolo tradicional que saltó del marketing a las referencias culturales cotidianas.
En su preparación original, la galleta María sólo estaba hecha con mantequilla, de forma similar a un shortbread, sin embargo, fueron los españoles quienes añadieron sabor vainilla y azúcar mascabado al producir en serie la galleta en tiempos de la Guerra Civil. Este postre ha acompañado a decenas de generaciones a lo largo del mundo, lo que la posiciona como una de las recetas más icónicas de la repostería internacional.