Tachuelas escondidas en los zapatos, la cabeza forzada en el inodoro, patadas en el estómago, fueron algunos de los abusos de los que fue presa Pyo Ye-rim, una mujer que hoy se dedica a ser peluquera y que ha alzado la voz a raíz del “Hakpok #MeToo”, un fenómeno que se extiende en Corea del Sur en el que las personas que sufrieron acoso escolar realizan sus denuncias públicas.
Aunque los casos de bullying no son nuevos en este país asiático, fue a raíz del K-drama de Netflix “The Glory” (“La Gloria”) que las víctimas han comenzado a narrar lo que vivieron. Los testimonios siempre caen en comunes denominadores: nadie los escuchó y nadie los ayudó.
En la escuela, los maestros le dijeron a Pyo Ye-rim que tenía que ser “más amigable” con sus acosadores: “Solo había una cosa que deseaba. Deseaba que alguien pudiera ayudarme”, dijo y expuso que al final se vio obligada a abandonar parte de sus estudios y a vivir con insomnio, depresión y demás afectaciones a su salud mental.
Según expertos, el problema en Corea del Sur radica en que el abuso escolar o la intimidación a menudo quedan impunes, lo que a su vez dificulta que las víctimas presenten cargos años después. Sin embargo, hoy día se presiona al gobierno surcoreano para que suspenda el estatuto de limitaciones que afecta la violencia escolar y cambie la ley de difamación para proteger mejor a las víctimas.
La historia de “The Glory” de Netflix sigue el esquema de venganza de una mujer después de sufrir años de brutal acoso escolar, trama que ayudó a amplificar la discusión nacional. En una señal irónica de cuán omnipresente es el problema, después de que el programa se convirtiera en un éxito, el propio director Ahn Gil-ho fue acusado de ser un abusador en su juventud.
Con información de AFP.