Ruth Shady investiga si el declive de la civilización más antigua de América se debió al cambio climático

En 2009 la UNESCO declaró a las ruinas de Caral como patrimonio de la humanidad, sin embargo, eso la ha puesto bajo la mira de los traficantes de tierra

Como el Indiana Jones de Hollywood, Ruth Shady no se jubila. Después de revelarle al mundo la civilización más antigua de América, la arqueóloga peruana de 76 años va tras los vestigios de una catástrofe: la del cambio climático en la antigüedad. (AFP)

La reconocida arqueóloga peruana Ruth Shady de 76 años continúa investigando sobre Caral, una de las civilizaciones más antiguas del mundo junto a las de Mesopotamia, Egipto, China, India y Creta.

La investigadora que lidera una expedición en las ruinas de Vichama busca vestigios del cambio climático en la antigüedad y se pregunta cómo estas antiquísimas sociedades lograron hacerle frente a devastadoras sequías que volvieron valles y ríos en desiertos arenosos.

El cambio climático se define como un cambio constante de las temperaturas y esquemas climáticos y puede ser un fenómeno natural de la tierra, debido a variaciones en la actividad solar o por una gran actividad volcánica, de acuerdo con las Naciones Unidas. En este sentido, lo que busca Shady son las huellas de lo que sucedió y cómo eso marcó a la humanidad, una historia que sólo puede ser leída a través de los muros de los antiguos espacios comunes.

Caral, que en realidad es el nombre con el que la arqueóloga decidió renombrar a la antigua Chupacigarro, es una meseta árida con un río cercano que está escondida entre cerros. Aquí se encontraron sorprendentes construcciones con ingeniería antisísmica así como pirámides con cabeza achatada. Vichama es uno de los 12 centros urbanos que conforman el sitio arqueológico datado con al menos 5.000 años de antigüedad.

Shady, quien descubrió el asentamiento a finales del siglo pasado, ha dedicado su vida a la protección de las 66 hectáreas que conforman las ruinas, sin embargo, lamenta que el Estado peruano sólo destine el 0,12% del Producto Interno Bruto a la investigación, y denuncia que ha recibido amenazas de muerte por parte de traficantes de tierra.

“En varios sitios arqueológicos han invadido traficantes de tierra y, después, llamaron al abogado que nosotros tenemos y le dijeron: ‘sigue protegiendo a esa mujer y te vamos a enterrar junto con ella, cinco metros debajo del suelo’”, explicó la mujer.

En 2009 la UNESCO declaró al complejo arqueológico como patrimonio de la humanidad, lo que en lugar de posicionarla como una zona digna de preservación, causó que las tierras fértiles que rodean las ruinas se valorizaran y comenzara el comercio no regulado que puede tener consecuencias irreversibles en la conservación de uno de los lugares más importantes en la historia de todo el continente.

Con información de AFP.