El dólar estadounidense se negocia al inicio a 6,85 bolivianos en promedio, lo cual implicó un cambio del 2,54% frente a la cifra de la jornada anterior, cuando cotizó a 6,68 bolivianos en promedio.
Si consideramos los datos de los últimos siete días, el dólar estadounidense acumula un ascenso del 1,36%, de manera que en términos interanuales aún mantiene una subida del 2,53%.
Comparando este dato con el de jornadas anteriores, existen fluctuaciones notables en el valor de este activo. En la última semana la volatilidad es notoriamente superior a la acumulada en el último año, por lo que está pasando por una fase de inestabilidad.
Los retos del boliviano
El boliviano es la moneda de curso legal de Bolivia desde 1987 y se divide en 100 centavos, antiguamente se usaba el peso boliviano pero éste fue sustituido. El Banco Central de Bolivia es el órgano encargado de regular la emisión de la moneda.
Hoy día se encuentran en circulación las monedas de 20 y 50 centavos, así como 1, 2 y 5 bolivianos. En 1988 un boliviano era igual a un dólar estadounidense.
En cuanto a la fabricación, la moneda boliviana detuvo su acuñación e impresión durante la época colonial debido a la falta de interés política, lo que ocasionaría que finalmente las monedas y los billetes fueran creados en el extranjero por el bajo precio que ello implica. En el año 2013 aún se fabricaban en países como Reino Unido, Francia y Chile.
En cuanto a la economía, en el año 2014 Bolivia recurrió a un elevado gasto público y un creciente crédito interno para mantener su crecimiento, pero estas decisiones resultaron en un aumento de la deuda pública y la reducción de las reservas internacionales.
Al igual que en otros países, la pandemia de coronavirus afectó severamente a la economía de Bolivia, aunque la inflación no fue tan alta como en otras naciones latinoamericanas.
En el 2022 Bolivia destacó por tener una tasa de inflación más baja que sus países vecinos, ello debido a una respuesta a los subsidios al precios de los carburantes y al cambio fijo del dólar respecto a la moneda local; sin embargo, ha tenido que enfrentar una pérdida de las reservas internacionales y un mayor endeudamiento.
El país también se enfrenta a los esfuerzos globales para mudarse a las energías limpias, por lo que estas condiciones orillarán a uno de los mayores países exportadores de gas a buscar alternativas este año.
De acuerdo con los últimos pronósticos que hizo la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), luego de que en el 2022 hubiera un avance tras la crisis por la pandemia de coronavirus, para el 2023 se espera un retroceso o un agotamiento del efecto rebote en la recuperación.
Para este año se espera sólo un crecimiento para la región de 1,3%, como resultado de políticas monetarias restrictivas, mayores limitaciones en el gasto fiscal, menores niveles en el consumo e inversión, la poca capacidad para contener la inflación y más.
Según las previsiones de la Cepal, México tendría un crecimiento de 1,1% para el 2023.
Estos serán los crecimientos estimados para estas naciones de América del Sur en el 2023: Argentina (1%), Bolivia (3%), Brasil (1%); Chile (-0,9); Colombia (1,9%); Ecuador (2%); Paraguay (4%); Perú (2.2%); Uruguay (3%); Venezuela (5%).
Para el área de América Central se tiene: Costa Rica (2,8%), Cuba (1,8%); El Salvador (1,9%); Guatemala (3,3%); Haití (0%); Honduras (3,3%); Nicaragua (2,1%); Panamá (4,2%); y República Dominicana (4,7%).
En lo que respecta a la región del Caribe, se prevén los siguientes crecimientos: Antigua y Barbuda (7,8%); Bahamas (4,1%); Barbados (3,5%); Belice (2,0); Dominica (3,5%); Granada (3,6%); Jamaica (3%); San Vicente y las Granadinas (3,7%); Santa Lucía (5,9%); Suriname (2,4%); Trinidad y Tobago (2%).