Los turistas que visitan la capital de Francia, París, se ven sorprendidos por las montañas de basura que inundan lugares icónicos a consecuencia de una huelga de los recolectores contra la impopular reforma de las pensiones que impulsa el presidente Emmanuel Macron.
El panorama es inusual: a orillas del río Sena los desechos obstaculizan la vista hacia la catedral de Notre Dame construida entre los siglos XII y XIV en el corazón de la capital y dañada por un incendio en 2019.
El contemplar la Torre Eiffel desde la impresionante explanada de Trocadero también se ha vuelto una tarea imposible, pues las salidas del metro están llenas de muros de bolsas de plástico y cartón; mientras que en el centro los callejones románticos incluso apestan por la comida en mal estado.
Actualmente la llamada Ciudad Luz, que recibió más de 34 millones de turistas en el 2022, se encuentra llena de descontento social luego de la reforma de pensiones que impulsa el gobierno francés y con la que se busca retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa.
Con información de AFP