Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
El onomástico es el día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.
Como todos los días del año, este 29 de septiembre también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo, y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.
Santo del día: San Gabriel, San Miguel y San Rafael Arcángel
Fiesta de los santos arcángeles San Gabriel, San Miguel y San Rafael Arcángel. Se celebra juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que son criaturas muy cercanos a Dios.
Por una parte San Miguel es quien está al mando de los ejércitos celestiales. “Miguel” en hebreo significa “¡quién como Dios!”, por lo que evoca a su grandeza, amor y justicia infinitas. San Miguel libró la batalla contra Satanás y su corte de ángeles caídos.
Por otro lado está San Gabriel, que significa “fortaleza de Dios”. Fue este ángel quien le habló a la Virgen María y le anunció la llamada del salvador, Jesucristo.
Finalmente, Rafael significa “medicina de Dios”, se trata de un arcángel amigo de los caminantes y médico de los enfermos.
Junto a estos personajes hay otros santos y beatos que también son festejados o conmemorados en este día como los siguientes:
San Alarico de Ufnau
San Eutiquio de Heraclea
San Fraterno de Auxerre
San Juan de Dukla
San Liudwino de Tréveris
San Mauricio de Carnoet
San Quiríaco de Palestina
San Renato Goupil
Beato Carlos de Blois
Beato Darío Hernández Morató
Beato Francisco Castelló Aleu
Beato Jaime Mestre Iborra
Beato Juan de Montmirail
Beato Nicolás de Furca Palena
El proceso de canonización
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).
La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.
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