Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
El onomástico hace alusión día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.
Como todos los días del año, este 20 de septiembre también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.
El santo del día
Este martes, el “santo del día” no lo ocupa una sola persona, sino varias, se trata de un par de mártires de origen coreano quienes murieron defendiendo la fe católica, cuando esta comenzaba a florecer en el país asiático y los creyentes fueron perseguidos.
Andrés Kim Taegon es uno de los primeros sacerdotes coreanos, nació en 1821 en una familia convertida y muy ferviente, a tal grado que su padre transformó su casa en una iglesia doméstica donde mucha gente se reunía para ser bautizada.
Desde muy pequeño, Andrés respiró la fe desde la infancia y presenció el martirio de su padre, que fue asesinado a sólo 44 años de edad, experiencias que sólo fortalecieron su fe.
En la adolescencia partió hacia Macao para ser ordenado sacerdote. Regresó como diácono a Corea en 1844 y preparó en secreto la entrada en el país del obispo Ferréol. Juntos trabajaron como misioneros, pero en secreto, en una constante atmósfera de persecución.
Andrés, en particular, conociendo las costumbres y la mentalidad local, obtuvo resultados extraordinarios en el apostolado, hasta que fue arrestado, mientras intentaba enviar algunos documentos y testimonios a Europa. Murió como mártir el 16 de septiembre de 1846.
La historia de Pablo Chong Hasang es la historia de un héroe de la fe, que a una edad muy temprana, vio a la mitad de su familia morir como mártir.
Nacido en 1795 y originario de Mahyan, junto con su madre y su hermana, fueron encarcelados y privados de todo. Una vez liberados, su fe era más fuerte que nunca. Él se mudó a Seúl y se unió a la comunidad cristiana local y trabajó para obtener nuevas conversiones.
Hizo al menos 15 peregrinaciones a China por su cuenta, a pie y en medio de miles de dificultades, trabajando para llevar sacerdotes y misioneros al suelo coreano desde Pekín. Mientras Pablo era huésped del obispo francés de Imbert, que había ayudado a entrar en Corea y que quería consagrarlo como sacerdote, Pablo fue detenido durante las persecuciones anticristianas y martirizado el 22 de septiembre de 1839.
Otros santos
Junto a estos personajes hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este martes 20 de septiembre como los siguientes:
Santo Adelpreto de Arco
San Clicerio obispo
San Dorimedonte de Sínada
San Eustaquio de Roma
Santo Francisco de Posadas
San Juan Carlos Cornay
Santos Lorenzo Han I-hyong y compañeros
Beato José María de Yermo y Parres
Beato Tomás Johnson
¿Qué se necesita para ser canonizado?
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.
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