Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
El onomástico es el día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.
Como todos los días del año, este 16 de septiembre también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo, y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.
Santo del día
Tascio Cecilio Cipriano, mejor conocido como San Cipriano Obispo, nació en el año 200 y fue un clérigo y escritor de origen romano que llegó a ser obispo de Cartago.
Santo y mártir de la Iglesia católica, San Cipriano fue una personalidad controversial, tenía fuertes habilidades pastorales, y tuvo una firme conducta durante la herejía novaciana y el brote de la peste.
Este santo fue reconocido como el escritor latino más destacado de la cristiandad occidental, siendo de la misma importancia que los santos Jerónimo y Agustín de Hipona.
La peste cipriana, que fue una que azotó al imperio romano, lleva su nombre debido a que él mismo fue quien la describió.
La vida de San Cipriano destaca por el importante papel que jugó en el desarrollo del pensamiento cristiano en África durante las duras persecuciones que se dieron en contra de los creyentes.
Fue desterrado a Curubis por varios años, hasta que el pre-cónsul Máximo ordenó su regreso para compadecer ante él y obligarlo a desistir de su fe, sin embargo, el Obispo se mantuvo firme y en consecuencia fue decapitado.
Junto a este personaje hay otros santos y beatos que también son festejados o conmemorados en este día como los siguientes:
San Abundio y compañeros
San Juan Macías
San Cornelio (Papa)
Santa Edita
Santa Eufemia de Calcedonia
Santa Ludmila de Bohemia
San Martín el Sacerdote
San Niniano de Galloway
San Prisco de Nocera de los Paganos
San Vital de Savigny
Beato Ludovico Alemán
Beato Víctor III papa
El proceso de canonización
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).
La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.
SEGUIR LEYENDO: