Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
El onomástico es el día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.
Como todos los días del año, este 15 de septiembre también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo, y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.
Celebración del día
Nuestra señora de los Dolores es una advocación de la Virgen María, que se mantuvo de pie junto a la cruz de su hijo, Jesús, por lo que se le asocia con su pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que trajo la muerte.
También conocida como Virgen de la Amargura, Virgen de la Piedad, Virgen de las Angustias o La Dolorosa, y esta figura se caracteriza por su vestidura negra o morada.
La advocación de “Dolores” alude el sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento de su hijo. Según la Biblia, María tuvo “siete dolores” durante la vida de Jesucristo que son relatados por los evangelios: la profecía de Simeón; la persecución de Herodes y la huida a Egipto; Jesús perdido en el Templo por tres días; María encuentra a Jesús cargado con la Cruz; la Crucifixión y Muerte de Jesús; María recibe a Jesús bajado de la Cruz; la sepultura de Jesús.
La devoción a Nuestra Señora de los Dolores nació a finales del siglo XI. En 1239, en la diócesis de Florencia, la Orden de los Servitas u Orden de frailes Siervos de María, que festejaron a esta figura un 15 de septiembre.
Junto a este personaje hay otros santos y beatos que también son festejados o conmemorados en este día como los siguientes:
San Aicadro de Jumieges
San Alpino de Lyon
San Apro de Toul
Santa Catalina Fieschi
San Nicetas Godo
San Nicomedes de Roma
San Valeriano de Tournus
Beato Antonio María Schwartz
Beato Camilo Costanzo
Beato Ladislao Miegon
Beato Pablo Manna
Beato Pascual Penadés Jornet
Beato Rolando de Médicis
El proceso de canonización
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).
La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.
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