Hace unas décadas, incluso siglos, los ancestros acostumbraban a nombrar a sus hijos con el nombre del santo del día en que nacieron, no en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
El onomástico es el día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.
Como todos los días del año, este 2 de septiembre también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo, y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.
Santo del día
El beato Bartolomé Gutiérrez Rodríguez nació en la Nueva España (hoy México) en el año 1580. A los dieciséis años de edad ingresó a la Orden de San Agustín y luego fue ordenado sacerdote y enviado a Puebla.
Su deseo era convertirse en misionero, por lo que así lo pidió y fue mandado con Fray Pedro Solís a Manila en 1605, donde llegó a ser maestro de novicios; luego se embarcó a Japón en donde fue prior de los agustinos de Osaka, pero fue expulsado por orden del emperador Taicosama.
Tiempo después, a petición de sus fieles, regresó a Japón en donde entró disfrazado y trabajó ahí durante 15 años.
Traicionado, Bartolomé Gutiérrez fue arrestado en 1626 y encarcelado en Omura. Finalmente murió escaldado en agua hirviendo y quemado vivo en Nagasaki.
Fue beatificado el 22 de mayo de 1887 por el papa Pío IX tras ser mencionado como uno de los 205 mártires de Japón.
Junto a este personaje hay otros santos y beatos que también son festejados o conmemorados en este día como los siguientes:
San Agrícola de Aviñón
San Antonino de Apamea
San Elpidio del Piceno
San Habib de Edesa
San Nonoso
San Próspero de Tarragona
San Siagrio de Autun
San Zenón de Nicomedia
Beato Brocardo eremita
Beata Ingrid Elofsdotter
El proceso de canonización
La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).
La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.
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