Ether, también llamada como ethereum, es la moneda virtual #2 en cuanto a términos de capitalización de mercado, por lo que se trata de una de las divisas digitales que más despierta el interés entre los mineros (usuarios de las criptodivisas).
Ethereum es una plataforma de blockchain de código abierto que se ejecuta con el uso de su moneda nativa, llamada ether o ETH, por lo que a pesar de que la gente usa estos nombres como sinónimos son cosas diferentes.
Ether es un token que se utiliza específicamente en la blockchain ethereum para pagar transacciones. Este token es responsable de impulsar casi todo lo que ocurre en la red, misma que puede ser usada por cualquier persona para crear y ejecutar contratos inteligentes, que son programas de software que se ejecutan de manera autónoma y sin la intervención del usuario.
He aquí que el crecimiento de ethereum se puede atribuir en parte a su función de contratos inteligentes, pues gracias a esta innovación implementó las bases para la industria de las finanzas descentralizadas, las apps descentralizadas y los token no fungibles como lo son los NFT.
La plataforma ethereum fue creada en 2015 por el programador Vitalik Buterin, con la intención de impulsar un instrumento para aplicaciones descentralizadas y colaborativas.
Sin embargo, entre sus deficiencias está su limitada escalabilidad, es decir, que solo permite hacer 15 transacciones por segundo, esta situación ya puso en jaque a ethereum cuando en diciembre de 2017 la aplicación CryptoKitties ‒un juego en donde los usuarios podrían intercambiar gatitos digitales con fines especulativos‒ llevó a la plataforma a una gran congestión en la que muchas transacciones no se realizaron.
De acuerdo con el portal de Binance, la moneda digital ethereum actualmente cuenta con 122.17M de unidades creadas.
Costo de la criptomoneda ethereum
Hora: 13:05 horas (hora UTC)
Valor : 1584.74 dólares
Cambio en las últimas 24 horas: 9.43%
Cambio en la última hora: -0.13%
Popularidad por capitalización: #2
El mundo de las monedas virtuales
Las criptomonedas están dejando de ser elementos extraños y han comenzado a meterse en el lenguaje del día a día, despertando el interés de aquellos a quienes les preocupan las finanzas o hasta llegar al grado de ser legalizadas en algunas regiones del globo terráqueo.
Como su nombre lo indica, las criptodivisas utilizan métodos criptográficos o de cifrado para realizar transacciones en un sistema descentralizado y, la mayoría de ellas, por medio de cadenas de bloques (blockchain), lo que lo aleja de los modelos tradicionales en donde los bancos funcionan como intermediarios.
Su innovación ha ocasionado que muchas personas estén interesadas en invertir en las monedas digitales, pues su valor ha aumentado considerablemente en los últimos años siendo bitcoin, ethereum y dogecoin las más populares y las que mayor capitalización cuentan en el mercado.
Cada una de estas unidades son fundadas a través de un proceso llamado “minado” y los usuarios las pueden adquirir a través de diversos agentes o bolsas de criptomonedas, para luego almacenarlas en “monederos criptográficos” o hacer diversas transacciones con ellas por medio de claves únicas.
Pese a que fue en el 2009 cuando el bitcoin entró al mercado como la primera criptodivisa en el mundo, lo cierto es que éstas apenas están experimentando un auge en el ámbito financiero, por lo que se espera que su uso incremente en un futuro cercano.
Las criptomonedas tienen diversos factores que las hacen únicas: el no estar reguladas por ninguna institución; no requerir de intermediarios en las transacciones; y casi siempre usar bloques contables (blockchain) para evitar que se creen nuevas criptomonedas de forma ilegal o las transacciones ya hechas sean alteradas.
Sin embargo, al no tener reguladores como un banco central o entidades similares se les señala de no ser confiables, de ser volátiles, propiciar fraudes, no tener un marco legal que respalde a sus usuarios, permitir la operación de actividades ilegales, entre otras más.
Aunque podría ser una paradoja, a su vez las criptomonedas garantizan seguridad a sus mineros en cuanto a la red en la que se sitúa (entramado) y que implica un manejo de códigos; el romper esta seguridad es posible pero difícil , pues quien lo llegara a intentar tendría que contar con una potencia computacional superior incluso a la que tiene el propio Google.
Quien invierte en este tipo de monedas digitales debe tener muy claro que esta forma trae consigo un elevado riesgo al capital, pues, así como puede haber un incremento, también puede tener inesperadamente un desplome y acabar con los ahorros de sus usuarios.
Para almacenarlas, los usuarios deben contar con un monedero digital o wallet, que en realidad es un software a través del cual es posible guardar, enviar y hacer transacciones de las criptomonedas. En realidad, este tipo de monederos sólo guarda las claves que marcan la propiedad y el derecho de una persona sobre cierta criptomoneda, por lo que estos códigos son los que en realidad se deben proteger.
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