La detención de Jesús Murillo Karam, extitular de la extinta Procuraduría General de la República (PGR) durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, por los delitos de desaparición forzada, tortura y contra la administración de justicia por el caso Ayotzinapa, fue toda una sorpresa, principalmente por el contexto en el que se dio.
Un día antes el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, presentó el más reciente informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa, donde se aceptó oficialmente que la desaparición de los 43 normalistas fue un crimen de Estado.
Además, unas horas antes de su detención, otro personaje relevante del “Peñanietismo” fue liberado después de tres años tras las rejas: Rosario Robles, exsecretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, señalada por el delito de ejercicio indebido de la función pública relacionado al caso de la “Estafa Maestra”.
Sin embargo, las mayores sorpresas fueron las revelaciones que se dieron en la primera audiencia de Murillo Karam en el Reclusorio Norte, como el supuesto “cónclave” donde el propio exprocurador y otras autoridades del más alto nivel sentaron las bases de la llamada “verdad histórica” del Caso Ayotzinapa.
O el presunto patrimonio millonario que posee el extitular de la PGR que, según la Fiscalía General de la República (FGR), asciende a los 85 millones de pesos, una de las razones por las que se pidió -y concedió- la prisión preventiva contra el exfuncionario por el riesgo de fuga.
La opacidad patrimonial
¿Cómo una persona que toda su vida la ha dedicado a la política tiene un patrimonio que a un trabajador promedio que gana dos salarios mínimos le costaría más de 700 años acumular?
Jesús Murillo Karam dejó muy en claro que no le gustaría que se supiera el valor y contenido de su patrimonio, así lo señaló en cada una de las declaraciones patrimoniales que él mismo llenó para la Secretaría de la Función Pública (SFP) en el sexenio de Peña Nieto.
Durante su paso en el gobierno, Murillo Karam presentó seis declaraciones patrimoniales: tres como titular de la PGR y tres más como secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
En todas ellas el exprocurador hizo dos anotaciones, la primera: “El servidor público no aceptó hacer públicos sus datos patrimoniales”; y segundo: “No estoy de acuerdo en hacer público mi posible conflicto de interés”.
A esto hay que sumarle una tercera frase añadida por la propia SFP: “Toda la información fue capturada directamente por el servidor público”, por Murillo Karam.
Es decir, Jesús Murillo Karam no sólo ocultó al público el contenido de su patrimonio -como bienes inmuebles, automóviles y cuentas bancarias- sino también su relación con el sector privado que podrían causarle un conflicto de interés.
Cabe mencionar que su carrera política no se ha visto alejada de acusaciones por conflictos de interés, como los contratos millonarios que los familiares de Murillo Karam recibieron del gobierno de Peña Nieto cuando él era procurador.
No solo eso, tras su paso por la gubernatura de Hidalgo, el Congreso local lo denunció ante la PGR por irregularidades en la donación de terrenos al Club Pachuca, pero el caso no prosperó.
Aunque el señalamiento de los 85 millones de pesos de patrimonio que presuntamente posee Jesús Murillo Karam es de la FGR, las pistas que dejó su detención no reflejan una vida precisamente austera del exprocurador.
Murillo Karam fue detenido en las afueras de uno de sus domicilios ubicado en las zonas más exclusivas de la Ciudad de México, en Lomas de Chapultepec, donde el costo promedio de las casas es de 41 millones de pesos, según el portal Propiedades.com.
En esta colonia de la Alcaldía Miguel Hidalgo, por ejemplo, tiene una casa Carlos Slim, considerado el empresario más rico de México y uno de los más acaudalados del mundo.
De esa zona también es la llamada “Casa Blanca”, la propiedad de la actriz y ex primera dama, Angélica Rivera, que fue causa de un escándalo en el sexenio de Peña Nieto, no solo por su valor estimado de 7 millones de dólares, sino también por haber sido comprada a un contratista gubernamental beneficiado por el mandatario priista.
De medio siglo en la política a prisión
La trayectoria política de Jesús Murillo Karam ha sido larga, sumó casi medio siglo dedicado en la función pública hasta que fue arrestado.
Comenzó en los primeros años de los setenta con varios puestos en el ayuntamiento de Tulancingo, Hidalgo, como oficial mayor y secretario municipal; para terminar la década siendo secretario general de Gobierno de Hidalgo.
A la par, Murillo Karam se abría paso rápidamente dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), saltó de las oficinas locales del priismo hidalguense a las del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido.
Para la década de los noventas, Jesús Murillo Karam se convirtió en gobernador de Hidalgo, luego se sumó al gobierno federal de Ernesto Zedillo en la Secretaría de Gobernación (Segob).
Murillo Karam también se hizo camino en el Congreso de la Unión como diputado federal y senador, repitiendo puesto en ambas cámaras e incluso siendo presidente de sus Mesas Directivas.
El apogeo político de Jesús Murillo Karam vino en 2012, después de dejar la Secretaría General del PRI, se sumó a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto como coordinador de asuntos políticos y tras la victoria fue titular de la PGR, así como de la Sedatu. Hoy, duerme en prisión.
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